En la
Palabra
Lectura Jeremías 26-29
Jeremías habla la Palabra que Dios le da
acerca de la destrucción de Jerusalén y el pueblo junto con todos los profetas
y los sacerdotes se enojaron con el y lo quisieron matar; solo algunos de los
ancianos intercedieron por el poniendo como ejemplo a Miqueas quien profetizó
en tiempo de Ezequías sino que se arrepintieron.
Con la señal de un yugo que el Señor mandó poner en su cuello a
Jeremías, Dios les mostró que iba a poner al pueblo y a todas las naciones bajo
el yugo de Babilonia y aquellas naciones que no se sometieran, sufrirían de
muerte, hambre y pestilencia. Jeremías les dice que no vayan a escuchar a los
profetas mentirosos que les dirían que no sufrirían servidumbre. El profeta
mentiroso Hananías dijo que Dios traería de regreso de Babilonia los utensilios
de la casa de Jehová en dos años y rompió el yugo del cuello de Jeremías y dijo
que así rompería Jehová el yugo de Nabucodonosor en dos años. Dios le mandó a
Jeremías que hiciera un yugo de hierro porque no se rompería el yugo de
Nabucodonosor y le anunció a Hananías que moriría ese mismo año. A los que
fueron deportados Jeremías les anunció que debían construir casas en Babilonia
y engendrar hijos porque estarían ahí por 70 años, después el Señor los visitaría
y despertaría en ellos buena Palabra para hacerlos volver. “Porque yo se los
pensamientos que tengo sobre vosotros pensamientos de paz, y no de mal, para
daros el fin que esperáis” (29:11). Finalmente el pueblo buscaría a Jehová de
corazón. Jeremías además denuncia por nombre a los falsos profetas, Acab hijo
de Colaías y Sedequías hijo de Maasías a quienes el Señor dicta sentencia
contra ellos.
En la
Práctica
¡Que difícil es escuchar una Palabra de Dios
que está en contra de nuestros anhelos y deseos del corazón! Porque Jeremías
hablaba la Palabra de Dios y esta no era de prosperidad sino de reprensión, el
pueblo, los sacerdotes y los profetas se molestaban. En los tiempos de Jesús,
el Señor anunció el reino de los cielos y reprendió la hipocresía y falsedad de
los religiosos y estos se molestaron. En nuestros días la gente se amontona a
escuchar profetas que hablan prosperidad pero no denuncian el pecado y no
llaman a arrepentimiento. El apóstol Pablo dice que en los últimos tiempos la
gene se amontonará a escuchar lo que les hacer cosquilla en los oídos, pero no
necesariamente la Palabra de Dios. ¿Por qué el Señor los llevó a Babilonia?
¿Por qué Dios permitió que Jerusalén fuera destruida? Creo que porque el
pueblo, los sacerdotes y profetas confiaban mas en el lugar, (Jerusalén y su
Templo) que en el Señor. Ellos pensaban que podían vivir idolatrando, buscando
riquezas, aprovechándose de la gente, viviendo en adulterios pero que con ir al
templo y presentar sus ofrendas todo estaba bien. La cautividad sirvió para
purificar al pueblo de Israel, después de Babilonia nunca más volvieron a
esculpir ídolos y hacerles altares. ¿Tienes algún ídolo en tu corazón? Tal vez
el Señor necesita purificar tu vida, lo mejor es humillarse ante el Señor y
buscarle de corazón. No te dejes engañar por los falsos profetas que hablan
mentira los deseos de su corazón y no la Palabra de Dios. ¿Cómo puedes saber si
están hablando la Palabra? Cuando los escuches, pregúntate, están explicando lo
que la Biblia dice o están hablando imaginaciones de su corazón. No es que lean
un pasaje y hablen de cualquier otra cosa, es que expliquen lo que ese pasaje
quiere decir en su contexto y cómo se aplica a nuestra vida. ¡Que el Señor nos
de discernimiento y obediencia! Porque sus planes son de paz y no de mal para
nosotros, pero debemos buscarlo de corazón.
En Oración
Gracias por tu Palabra que es verdad. Enséñame
y guíame con tu Espíritu Santo y dame discernimiento para no creer la mentira
sino buscarte de todo mi corazón, en el nombre de Jesús, amén.
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