En
la Palabra
Lectura: Jeremías 30-31
En estos dos capítulos el Señor
profetiza que después del cautiverio él los regresará a su tierra y los hará
servir a Dios. En ese tiempo que llama el tiempo de angustia para Jacob es
cuando finalmente servirán a Jehová y a David. Las promesas de Dios para Judá
son maravillosas: “yo estoy contigo para salvarte, dice Jehová, y destruiré a
todas las naciones entre las cuales te esparcí pero a ti no te destruiré sino
que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo…mas yo
haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas” (30:11, 17). El Señor también
habla de un tiempo e que reunirá todos los esparcidos de todo el pueblo
incluyendo a Efraín (Israel, el reino del norte).
Finalmente el Señor hace la promesa de
un nuevo pacto que no sería quebrantado porque pondría su ley en el corazón y
la escribiría en la mente. ¡Que día glorioso!
En
la Práctica
A veces es difícil identificar a que
periodo de la historia de Israel se está refiriendo alguna profecía. Las
profecías a veces tienen un cumplimiento inmediato pero también un cumplimiento
a distancia. Esta profecía puede ser de cumplimiento cercano (después de los 70
años de cautiverio donde el pueblo regresó a Jerusalén y reedificaron el templo
bajo el mando de Zorobabel y las murallas bajo el liderazgo de Nehemías). Sin
embargo está profecía habla del tiempo de angustia de Jacob, donde todo el
pueblo sería reunido para adorar a Dios y a David. Obviamente después del
cautiverio en Babilonia no sirvieron a Dios y al Mesías (hijo de David), por
ello fueron conquistados por los Griegos y los Romanos hasta que el pueblo de
Israel rechazó al Mesías y lo crucificaron (año 33). Finalmente el Templo fue
destruido (año 70), tal como lo dijo el Señor Jesús, y nunca mas ha sido
reconstruido. Jeremías habla del
tiempo de angustia de Jacob, es decir, de la Gran Tribulación donde el Señor
traerá a si mismo al pueblo judío para servirle a El y a David (Jesús), y aunque
será librado de las naciones, será castigado por el Señor.
Una de las promesas más maravillosa
que da el Señor es: a través de un Nuevo Pacto (en la sangre de Jesús), el
Señor pondría sus leyes en nuestro corazón y en nuestra mente, no en tablas de
piedra. Esto es lo que hace el Espíritu Santo en nuestra vida, una regeneración
completa para que podamos servir, adorar y vivir para Dios. ¿Has entrado en
este pacto?
En
Oración
Gracias Señor por tus promesas que son
fieles. Ahora puedo experimentar el Nuevo Pacto y gozar de tus promesas.
Bendito seas, en el Nombre de Jesús, amén.
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