En la
Palabra
Lectura: Jeremías 41 – 45
Después que Ismael asesinó a Gedalías, el
gobernador puesto por los Babilonios, amenazó a los habitantes de Mizpa y a
todos lo que se habían refugiado en esa ciudad. Cuando escucharon los príncipes
y la gente de guerra que estaban con Johanán fueron a pelear contra Ismael, el
pueblo de Mizpa al verlos se alegraron y tomaron valor para rebelarse contra
Ismael quien huyó a con a refugiarse con los sirios. Así Johanán libero al
remanente que había quedado en Mizpa. Johanán pidió consejo de Jehová al
profeta Jeremías y jurando que lo que dijera Jehová lo obedecería. El Señor
contestó mandando que se quedaran en Mizpa y que no buscaran refugiarse en
Egipto; y les dijo: “No temáis de la presencia del rey de Babilonia, del cual
tenéis temor no temáis de su presencia, ha dicho Jehová, porque con vosotros
estoy para salvarlos y librarlos de su mano.” (42:11) Si decidían irse, de cualquier modo los
babilonios los encontrarían allá y morirían. Johanán y el pueblo no obedecieron
la Palabra de Dios y acusaron a Jeremías de que el conspiraba para que no
fueran a refugiarse a Egipto. Ya en Egipto, el Señor mandó a Jeremías
profetizar que el rey de Babilonio pondría su trono en Tafnes (ciudad de
Egipto) donde estaban refugiados. Una de las acusaciones que Jeremías hace al
pueblo es que habían quemado incienso a la reina del cielo (44:25-26).
En la Práctica
Este pasaje revela lo que hay en el corazón
del ser humano; por una parte dice creer en Dios y aún pide consejo, pero
cuando Dios revela su Palabra; el ser humano no está dispuesto a obedecer
porque no lo cree.
He encontrado muchas veces a personas que me
dicen que creen en Dios y que “rezan” todos los días, sin embargo viven de una
manera que muestran que están en contra de lo establecido con Dios. Cuando son
confrontados con la Palabra de Dios, con lo que Dios dice, no quieren someterse
a ella, quieren seguir viviendo sus vidas a su modo. La frase que mucho he
escuchado es “yo creo en Dios a mi manera.” Ese dios, no es el Dios de la
Biblia, no es el Padre de Jesucristo.
También sucede esto en el corazón de los
cristianos; el Señor dice: “no te unas en yugo desigual con los incrédulos”
pero sin embargo vemos que hombres y mujeres (jóvenes y adultos) se juntan en
matrimonio o en noviazgo con incrédulos. ¿Qué puede esperar a un cristiano
cuando desobedece la Palabra de Dios voluntariamente?
El Señor les da una promesa de protección, de
darles gracia delante del rey de Babilonia, pero el pueblo teme. El temor nos
hace desconfiar de las promesas de Dios y actuar en incredulidad. Tengamos
cuidado y estemos atentos a la Palabra de Dios para creerla y actuar en base a
ella. Así podremos comprobar la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios
para nosotros.
En Oración
Señor confieso que hay veces que no llego a
confiar plenamente en tu Palabra y actúo en base a mis temores y mi voluntad.
Quiero ser sabio y actuar en base a tus promesas. Gracias porque prometes estar
con nosotros y darnos gracia ante nuestros enemigos. Te pido esto en el Nombre
de Jesús, amén.
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