Tuesday, August 28, 2012

El Engaño del Corazón

En la Palabra
Lectura: Jeremías 49 -50

Estos dos capítulos relatan el juicio que el Señor trae sobre las naciones. Amón llegaría a ser un montón de ruinas porque pensó que nadie podía contra ella; era una nación arrogante. Edom, el Señor dice destruiré a Esaú (Edom) y descubriré sus escondites. De Edom dice que su arrogancia y la soberbia de su corazón lo engañó. Sería derribado de su soberbia. De Damasco dice que desmayó, sus hombres de guerra y sus jóvenes morirían en las plazas. También las ciudades de Cedar y Hazor a quien Nabucodonosor asoló nadie volvería habitar en ellas. Elam a quien el Señor quebraría su arco y los esparciría a los cuatro vientos y en los últimos días el Señor los volvería a reunir.  También Babilonia sería destruida por todo el mal que hizo sobre los pueblos y no habitaría más hombres en ella.

En la Práctica
El Señor es Dios justo y Santo, no solo trae juicio sino misericordia. La misericordia de Dios hace que anuncie a las personas lo que va a hacer si no se arrepienten. Eso fue lo que hizo a través de los profetas. Uno de los grandes ejemplos de la misericordia de Dios lo vemos en la ciudad de Nínive, quienes eran unos crueles. Dios envió al profeta Jonás a anunciar la destrucción de la ciudad, pero el rey se arrepintió y mandó a todo el pueblo hacer lo mismo. Dios los perdonó y no los destruyó. Sin embargo llega el momento en que la rebelión del hombre llega al límite y Dios en su amor y justicia tiene que ejecutar el juicio. El juicio que el Señor hace contra estas naciones deja establecido que es su arrogancia, soberbia y crueldad. Lo tremendo de eso es que a Esaú le dice que su corazón lo engañó. No permitas que tu corazón te engañe y te haga “sentir” que estas bien. El apóstol Juan dice que si tu corazón no te reprende, mayor que tu corazón es Dios; y él sabe todas las cosas. Si Dios te habla y te muestra algún pecado en tu vida, arrepiéntete porque si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.

En Oración
Señor, gracias por tu perdón y gracias por tu Palabra que es viva y eficaz y más cortante que toda espada de dos filos. Gracias por hablar a mi alma y por revelar el engaño del corazón. Por Jesucristo, amén.

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