En la
Palabra
Lectura: 2 Reyes 24-25; 2 Crónicas 36
Estos pasajes del libro de los Reyes y
Crónicas describen los reinados de Joacim (Eliaquim), Joaquin, Sedequías
(Matanías hermano de Joacim). Todos estos reyes hicieron lo malo delante de
Jehová. El escritor del libro de los Reyes describe cómo Babilonia tomó
Jerusalén, llevó cautivo a Joaquín y dejó en su lugar a Sedequías. Sedequías
ser rebeló contra el rey de Babilonia lo que causó una incursión mas de
Nabucodonosor sobre Jerusalén, esta vez entró y destruyó todo, el muro, el
Templo, y llevó cautivo a Sedequías degolló a sus hijos delante de él y luego
le sacó los ojos y fue llevado en cadenas a Babilonia. “En el mes quinto, a los
siete días del mes, siendo el año diecinueve de Nabucodonosor…quemó la casa de
Jehová, y la cas del rey, y todas las casas de Jerusalén; y todas las asas de
los príncipes…” (2 Reyes 25:8-9). Nabucodonosor puso a Gedalías como gobernador
pero lo asesinaron.
En la
Práctica
En este pasaje hay un verso que me llamó la
atención. El escritor de Reyes registra la fecha en que Jerusalén fue destruida
por el ejército de Babilonia; “mes quinto, a los siete días del mes de año
diecinueve de Nabucodonosor…” ¡Qué día tan triste debió ser para el pueblo de
Dios! Como el 7 de Diciembre de 1941 cuando Pearl Harbor fue atacado, el
presidente Roosvelt declaró que sería “el día que vivirá en infamia.” Así como
los Estados Unidos tienen un día que quedó registrado como el día de la
infamia; así Israel tiene su día de infamia. Creo que en el llamado que Dios
hace a cada uno de nosotros, se presentará el día (si no se ha presentado ya)
en que vendrá un ataque para hacer caer las murallas y quemar el templo; me
refiero a un ataque frontal del enemigo que querrá quitar las defensas de tu
vida y destruir tu vida espiritual. Creo que ese día para mi fue en un día de
primavera cuando mis “amigos” me invitaron para irme de viaje con ellos; en
aquel entonces había hecho un compromiso con mi iglesia de salir a hacer labor
evangelística con motivo de Semana Santa. ¿Qué debía hacer? ¿debía irme con mis
amigos o quedarme para ir a evangelizar? Decidí quedarme para cumplir el
compromiso que había hecho. Fue un tiempo de gran bendición, tuve la
oportunidad de predicar por primera vez y 19 personas aceptaron a Cristo. Dios
confirmó el llamado que había sentido desde el día en que me entregué a El.
¿Qué hubiera pasado si me hubiera ido? Tal vez sería el día que viviría en
infamia, cuando perdí la oportunidad del llamado en mi vida. ¿Ha habido un día
de infamia en tu vida? En el libro de Apocalipsis el Señor Jesús le recomienda
a la iglesia de Efeso y le dice: “recuerda pues de dónde has caído y
arrepiéntete…” Es hora de regresar el candelero, la luz del gozo de Dios a tu
vida…
En Oración
Gracias Señor por tus promesas de guardarnos
de todo mal. Gracias porque tu eres el que produces en nosotros tanto el querer
como el hacer por tu buena voluntad. Tu mereces todo el honor, por Jesucristo,
amén.
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