En
la Palabra
Lectura: Jeremías 35-37
Dios envió a Jeremías con los
recabitas a quienes los invitó a tomar vino, sin embargo estos hombres se
negaron y dijeron que nunca habían tomado vino ni construido casas ni plantado
viñas porque Jonadab les había ordenado de parte de Dios que no lo hicieran. A
través de esta respuesta, Dios enseñó una lección de obediencia al pueblo de
Judá de Israel y le prometió a los recabitas que nunca faltaría un varón de sus
descendientes sirviendo en la presencia del Señor.
El Señor puso a Jeremías a dictar un
mensaje a Baruc el cual lo escribió en un rollo y al terminar lo llevaron a
leer con los príncipes de Judá. Cuando estos escucharon las palabras del libro
le pidieron a Baruc y a Jeremías que se escondieran mientras ellos lo leían al
rey Joacim quien lo quemó. Dios le pidió a Jeremías que volviera a escribir
todas las palabras que le había dado porque aunque el rey lo había destruido,
el juicio de Dios vendría por medio de los babilonios vendría sobre Jerusalén.
El ejercito de Babilonia escuchó que el Faraón salía contra ellos y se
apartaron de Jerusalén. Jeremías quiso salir de Jerusalén y lo acusaron de querer huir y lo
apresaron. El rey lo consultó en la prisión y Jeremías le dio Palabra de que
Babilonia tomaría Jerusalén. El rey mandó que se diera alimento a Jeremías
mientras estuvo en prisión.
En
la Práctica
¿Qué harías si el profeta te dijera
que bebas vino como en esta caso Jeremías le dijo a los recabitas que lo
hicieran? Cualquiera podría decir “es el profeta el que me lo dice;” sin
embargo estos hombres no hicieron caso a Jeremías porque ellos tenían un
mandamiento de parte de Dios que no tomaran vino, edificaran casa o plantaras
viñas, lo cual habían obedecido. He conocido personas que un “profeta” les
profetiza y ellos comienzan a vivir de acuerdo a la profecía; me preguntó; ¿qué
Dios no habla en su Palabra? Si leemos acerca de los dones espirituales en 1
Corintios 14:3, el don de profecía no es para dar dirección, sino para
edificar, consolar y exhortar. Por ello los cristianos estamos tan confundidos;
Dios te quiere hablar a ti cuando estas con El en su secreto; en todo caso, el
Señor puede confirmar su Palabra por medio de algún hermano que hable su
Palabra. Un día en un campamento un joven se acercó a una señorita y le dijo:
“Dios me dijo que te vas a casar con migo” a lo cual ella le contestó: “a mi no
me ha dicho nada.” ¿Recuerdas aquel profeta en el tiempo Dios lo envió a
amonestar a Jeroboam y le dijo que no se detuviera ni comiera y en el camino le
salió otro profeta que le dijo que Dios le había dicho que le dijera que se
detuviera a comer y por no consultar a Dios, desobedeció la instrucción que el
recibió y por ello murió? (1 Reyes 13:17-24). Tenemos el mandato de Dios de
juzgar las palabras que hablan los profetas. La obediencia a la Palabra es en
lo que Dios se agrada.
Aclaración: No estoy en contra de la
profecía sino a favor del orden Bíblico y
las instrucciones claras de Dios para nosotros.
En
Oración
Gracias Señor que nos amas tanto que
has enviado a tu Hijo Jesús para Salvarnos y nos has dado tu Palabra para
guiarnos. Danos discernimiento espiritual para obedecer y juzgar toda palabra
de acuerdo a tu Revelación. Por Jesucristo, Amén.
Bendiciones excelente artículo este sitio web también comparte buenos mensajes de lapalabra De Dios
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