En la Palabra
Lectura: Sofonías 1 -3
El mensaje de este libro es muy claro, es el juicio del día del Señor
esta próximo. Dios va a destruir todas las cosas, a los que adoran a Baal, los
que consultan a las estrellas, a los que
adoran a Moloc, los que se apartan de Dios y no le consultan, a los que roban y
engañan. En el capítulo dos el Señor hace un llamado a humillarse y buscar a
Dios. El último capitulo el Señor da una promesa de victoria, porque destruirá
la maldad pero reunirá a los que ha purificado para que le alaben y le sirvan.
En la Práctica
Dios dice que destruirá por completo todas las cosas. Esto solo se
puede referir a la Gran Tribulación donde el Señor traerá un juicio
generalizado sobre los pueblos rebeldes, aquellos que han rechazado su amor. Es
impresionante la manera en que la Palabra de Dios se cumple. Durante el reinado
de Josías, es que se levantó Sofonías. Cuando Josías estaba limpiando de
idolatría el pueblo llegó a Bet-el donde Jeroboam I había construido un altar. Cuando
iba a sacrificar en el altar, un profeta habló que Josías sacrificaría ahí a
los sacerdotes idolatras (1 Rey.13:3). Doscientos ochenta años después esa
profecía se cumplió. Cuando Dios anuncia lo que va a suceder, podemos estar
seguros que lo va a cumplir.
Sofonías anuncia el juicio de Dios y la destrucción total, pero también
dice “Jehová está en medio de ti, poderoso, el salvará…” Dios puede salvar; ¿estas
seguro que Dios te guardará del juicio? Dios te llama a humillarte. Sabes, nadie
es perfecto. Seguramente estarás de acuerdo con esta declaración, al menos que
seas perfecto. Si nadie es perfecto; ¿por qué nos cuenta tanto humillarnos y
reconocer nuestros errores? ¿Conoces gente así? Si sabes que no eres perfecto,
reconoce entonces que te puedes equivocar y que puedes cometer errores, cuando
los reconoces y pides perdón puedes descansar. Dios resiste a los soberbios y
da gracia a los humildes. Dios puede
salvar.
En Oración
Gracias Señor por el consejo de tu Palabra y por la seguridad que pudo
tener en ella. Reconozco mi necesidad de ti y ayúdame a reconocer mis errores. Por
Jesucristo, amén.
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