En la
Palabra
Lectura: Isaías 64-66
Isaías hace una reflexión acerca de la
presencia Santa y poderosa de Dios que puede hacer que los montes se derritan y
al mismo tiempo reconoce que su propio pecado y el pecado del pueblo que han
cometido por largo tiempo. Isaías declara que todas sus justicias delante de
Dios son como trapos de inmundicia. Por ello se pregunta, si podrían salvarse y
el mismo dice, no hay nadie que invoque el nombre de Dios. Sin embargo Jehová
es quien los formó e Isaías clama por misericordia. El Señor dice que aquellos
que no lo buscaban lo encontraron y sin embargo aquellos que supuestamente lo
buscaban no lo hallaron. La razón es que lo buscaban por sus propios medios, de
acuerdo a sus propias ideas, haciendo sacrificios en los montes, quemando
incienso sobre ladrillos. “Porque escogieron sus propios caminos y su alma amó
sus abominaciones.” (66:3) Dios promete una cielo nuevo y una tierra nueva
donde el justificado podrá gozarse para siempre pero termina el libro diciendo
que los que se rebelaron contra Dios su gusano nunca morirá y el fuego no se
apagará.
En la
Práctica
Esta reflexión final de Isaías es revela una
enseñanza muy importante para nosotros. No hay nadie que pueda decir que busca
a Dios, que es una persona justa. Dios dice que todas nuestras justicias
delante de El son como trapos inmundos.. ¿Alguien podrá salvarse por hacer
cosas buenas? No, Dios demanda obediencia. La gente que buscaba a Dios, Isaías
dice, que lo buscaban de acuerdo a sus propios medios. ¿Recuerdas a Caín y
Abel? Caín quiso acercarse a Dios ofreciéndole lo mejor del fruto de su
trabajo. El Señor no lo vio con agrada pero si vio con agrada a Abel que trajo
un cordero sacrificado. ¿Cómo te quieres acercar a Dios? ¿Con tus propios
medios o a través de Jesucristo, quien es el Cordero de Dios sacrificado por
nuestros pecados?
Al final del libro Isaías exhorta a escuchar
la Palabra de Jehová y aún los que aborrecen su nombre dirán que Jehová sea
glorificado. Isaías pregunta: “¿Quién oyó cosa semejante?...¿Concibió al tierra
en un día? ¿Nacerá una nación de una vez?” Esta es un profecía maravillosa
cumplida hace 64 años. Dios dice que Jerusalén debía de alegrarse y con ella
todos lo que la aman, porque nacería una nación en un día. El 14 de Mayo de 1948,
las Naciones Unidas resolvieron darle a los Judíos la tierra de Israel. En un
solo día nació la nación de Israel. Judíos de todo el mundo regresaron a
habitar la Tierra Prometida tal y como Dios lo había anunciado. El Señor es un
Dios que hace maravillas y en quien podemos descansar y confiar plenamente.
En Oración
Que maravilloso eres Señor, tu poder y tu
gracia me llenan de asombro y de gozo. Gracias que sé que puedo descansar y
confiar en ti porque eres un Dios que hace maravillas y que muestras tu gran
poder. Bendito seas, por Jesucristo, amén.
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