En la
Palabra
Lectura: Jeremías 46 - 48
El Señor pronuncia por medio de Jeremías
juicio contra Egipto el cual sería conquistado por Nabucodonosor, rey de
Babilonia. Pero a Judá el Señor le hace una promesa diciendo: “Y tú no temas,
siervo mío, Jacob, ni desmayes, Israel; porque he aquí yo te salvaré de lejos
ya tu descendencia de la tierra de su cautividad. Y volverá Jacob, y descansará
y será prosperado y no habrá quien lo aterrorice” (46:27). También el Señor
pronuncia juicio contra los filisteos y contra Moab y en medio de este juicio,
Jeremías pronuncia unas palabras duras de escuchar y dice: “Maldito el que
hiciere indolentemente la obra de Jehová…” (48:10).
En la
Práctica
La pregunta que me viene a la mente de por
qué Dios juzga a Egipto, Filistea (Ascalon) y Moab. Creo que estas tres
naciones o pueblos fueron enemigos de Israel y aunque Dios está juzgando a Judá
por su idolatría y desobediencia al Señor, no va a dejar sin castigo a aquellas
naciones que agredieron a su pueblo. Judá estaba también llevando el castigo
del Señor pero le dijo que no lo destruiría, sino que lo estaba castigando con
justicia. Podemos aprender mucho acerca de la disciplina y el castigo del
Señor; para aquellos de nosotros que somos padres, a veces tenemos que
disciplinar a nuestros hijos y la Biblia inclusive habla de azotarlos. Para
nosotros se nos hacen palabras fuertes y tal vez salvajes, pero hemos venido
hablando de que debemos confiar en la Palabra de Dios. La disciplina no se
aplica indiscriminadamente ni porque estoy enojado. Nunca castigues a tus hijos
porque estas enojado. El objetivo de la disciplina es la corrección, en toda
llamada de atención debemos verificar que estamos corrigiendo a nuestros hijos,
si ellos no corrigen el comportamiento, entonces viene la disciplina. La
disciplina se aplica con amor explicando el porque se aplica. Si se deja sin
disciplina estamos enseñando a nuestros hijos a que no respete la autoridad y
que haga lo que le venga en gana, finalmente no hay consecuencias. Hay padres
que se la pasan amenazando a sus hijos, pero nunca disciplinan ni corrigen.
Seamos amorosos con nuestros hijos y firmes. “El Señor al que ama disciplina y
azota a todo aquel que recibe por hijo.” (Hebreos 12:6) Como padres tenemos una
responsabilidad muy grande de instruir a nuestros hijos en los caminos del
Señor y el verso 48:10 dice “maldito el que hace la obra de Jehová
indolentemente.” Si eres padre, cumple tu responsabilidad de criar a tus hijos
en la disciplina y amonestación del Señor. Y como hijos de Dios, vivamos en
disciplina y obediencia, haciendo la obra del Señor responsablemente.
En Oración
Señor tu Palabra dice que si me hace falta
sabiduría la pida a ti. Señor te pido sabiduría para aplicar tus principios a
mi vida. Te lo pido por Jesucristo, amén
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