Friday, August 24, 2012

Cobardía o Convicción

En la Palabra
Lectura: Jeremías 38-40, Salmo 74,79

El rey Sedequías manda llamar en secreto a Jeremías y le asegura que no lo matará por hablarle el mensaje del Señor. Jeremías le confirma que Dios entregará a Jerusalén en a los Babilonios. Los príncipes de Judá mandaron arrestar a Jeremías porque hablaba en contra de la ciudad y hacía que el corazón de los hombres de guerra desfalleciera. Por ello, lo pusieron en un pozo pero un etiope eunuco siervo del palacio lo sacó y quedo preso en el patio de la cárcel hasta que Jerusalén calló. Cuando finalmente el ejército de Babilonia entra a la ciudad de Jerusalén, el rey Sedequías y los príncipes tratan de huir pero los babilonios los alcanzan y matan a los hijos de Sedequías y a este le sacaron lo ojos. Nabuzadrán, el capitán del ejercito de Babilonia dio tierras a los pobres y a Jeremías le dio libertad. Algunos judíos se fueron a Mizpa con Gedalías quien fue puesto como gobernador por los babilonios, entre ellos Jeremías.

En la Práctica
En este pasaje podemos ver la reacción de los príncipes de Judá ante el mensaje de Jeremías que afirmaba la caída de Jerusalén los cuales lo quisieron matar y lo echaron en un pozo seco. ¿Qué esperaban estos príncipes, que Dios los rescatara? Ciertamente tenían el antecedente de que el Señor libró a Jerusalén milagrosamente cuando la amenaza de los Asirios alrededor de 100 años antes, en aquel entonces Isaías profetizó la liberación milagrosa que el Señor traería. Los falsos profetas durante el tiempo de Jeremías hablaban un mensaje falso de libertad. Generalmente preferimos escuchar mensajes de prosperidad, mensajes positivos que nos hagan sentir bien y naturalmente resistimos a los mensajes que acusan nuestra conciencia, que llaman al arrepentimiento y a un compromiso de santidad. Es tiempo de escuchar la Palabra de Dios, de pedir a Dios que hable a nuestro corazón y buscarle a él.
También llama la atención que Sedequías llama en secreto a Jeremías y por temor a los príncipes no obedece la Palabra de Dios. Nicodemo fue a buscar a Jesús de noche para que los fariseos no lo vieran. Herodes mandó llamar a Juan el Bautista pero por temor a los invitados a su fiesta cedió a la petición de su esposa de matar a Juan el Bautista por acusarla de adúltera. Pilato reconoció que Jesús no tenía nada de que condenarle pero por quedar bien con el pueblo cedió a la presión del pueblo y entregó a Jesús a muerte. ¿Qué se puede decir de nuestras convicciones espirituales? ¿Estamos dispuestos a actuar de acuerdo a nuestras convicciones y obedecer a Dios o nos da temor glorificar a Dios por la crítica del mundo?

En Oración
Padre, tu eres bueno y tu misericordia es para siempre. Gracias por tu Palabra que es viva y eficaz, que tu Palabra haga una huella profunda en mi corazón y que pueda ser guiada por ella. Bendice tu Palabra en mi vida, por Jesucristo, amén.

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