Un Mensaje de Advertencia y Esperanza

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En la Palabra

Lectura: Deuteronomio 30-31

El Señor le adelanta una situación terrible a Israel, “Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas…” (30:1) y les dice que serían esparcidos por todas las naciones, pero cuando se arrepintieran y se convirtieran a Dios de corazón, el Señor los tendría misericordia y los restauraría. Y una vez más el Señor les muestra dos caminos, el de la bendición y el de la maldición; el de la vida y la muerte y les invita a escoger la vida para ellos y su descendencia.

Moisés anima a la congregación a conquistar la tierra prometida; y aunque él no iba a ir con ellos porque Dios no se lo permitió, nombró a Josué el líder del pueblo, conforme a la Palabra de Dios, ya que sería Josué quien los llevaría a la tierra prometida. Moisés lego les dio la ley a los sacerdotes y les ordenó que se leyera cada siete años en el año de la remisión durante la fiesta de los tabernáculos ya que todo el pueblo debía presentarse delante del Señor ese año.

Finalmente, Moisés y Josué se presentan ante el Señor delante del tabernáculo y Dios le da terribles noticias: “… tú vas a dormir con tus padres, y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra adonde va para estar en medio de ella; y me dejará, e invalidará mi pacto que he concertado con él” (30:16).

En la Práctica

El último mensaje de Moisés al pueblo fue un mensaje de advertencia y esperanza. El Señor en su omnisciencia sabía que llegaría el día en que Israel se apartaría de Dios dejando de vivir de acuerdo a los principios de la Palabra de Dios y por ello serían esparcidos por todas las naciones de la tierra (mira Deut. 28:64-66). Esta sentencia fue parte de las maldiciones por desobediencia. Sin embargo, El Señor quiere mostrar que El es misericordioso y que guarda su pacto. Cuando el pueblo se arrepintiere, Dios los volvería a su tierra, los reuniría una vez mas y cambiaría su corazón para que confiaran en El.

Es muy importante para cada uno de nosotros, los creyentes, que recordemos que Dios es misericordioso, que el es fiel y guarda su pacto. Igualmente, debemos recordar que Dios demanda de nosotros santidad (1 P. 1:15) así como la demandó a los israelitas. El Señor nos habla en este día y nos exhorta para que si hay pecado en tu vida, te arrepientas de corazón. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Busquemos honrar a Dios viviendo en santidad.

En Oración

Señor tu eres Santo y demandas santidad. Señor gracias porque igualmente eres fiel y misericordioso y nos has dado un Sumo Sacerdote que puede compadecerse de nuestras debilidades, porque él fue tentado en todo pero sin pecado. Por medio de El ofreces perdón y restauración a todo aquel que se arrepiente. Gracias Señor por Jesucristo, amén.