Saturday, November 10, 2012

Parábolas de Salvación


En la Palabra
Lectura: Mateo 25

En esta sección del sermón del Monte de los Olivos, el Señor Jesús presenta tres parábolas acerca del reino de los cielos. La primera es la parábola de las diez vírgenes que estaban esperando sus novios para la boda, sin embargo cinco fueron prudentes y tenían sus lámparas listas con aceite, las otras cinco no. Cuando llego el momento de la boda las cinco que estaban listas se fueron con el novio, las demás no pudieron ir a la boda. La segunda parábola es la de los talentos, donde un hombre al irse lejos, llamó a sus siervos y les dio mucho dinero (talentos), dos de ellos al invertirlo ganaron el doble, sin embargo uno no lo invirtió y cuando el dueño le tomó cuentas fue severamente castigado, y además le quitaron todo para dárselo al que tenía más. La tercera parábola es la del juicio de las naciones representada por el Hijo del Hombre sentado en su trono de gloria y separando a los cabritos de las ovejas. Las ovejas, que hicieron misericordia, recibirán el reino; y los cabritos, que no actuaron misericordiosa y justamente, los maldecirá y los lanzará al fuego eterno

En la Práctica
Estas parábolas están dentro de un contexto profético, es decir, de la Segunda vendida de Jesucristo y hablan de salvación o condenación eterna. Algunos interpretan la parábola de las 10 vírgenes aplicándola al rapto de la iglesia y se dice que los cristianos que no tienen el Espíritu van a ser dejados. Sin embargo, si una persona es cristiana (nacido de nuevo), va a ser llevada en el rapto, no por sus obras, sino por la obra de Jesucristo. Nuestras obras no tienen ningún valor para Dios, no son nuestras obras la que nos salvan. Creo que el problema está en darle al aceite de las lámparas el simbolismo del Espíritu Santo. Las lámparas sirven para dar luz. La luz en las lámparas aparentemente es el requisito para ir con el esposo.  La luz de las cinco vírgenes insensatas era insuficiente; aquí sugiero que ellas querían ser salvas por obras. La luz de las cinco vírgenes prudentes era la obra redentora de Jesucristo, quien es la “Luz verdadera que alumbra a todo hombre.” Estas vírgenes pudieron ir a la boda porque fueron salvadas por la fe en la “Luz del mundo”; es decir, Jesucristo.
En el caso de la parábola de los talentos, llama la atención la actitud del tercer hombre, quien acusó al dueño de ser injusto y malo como pretexto para no invertir sus talentos.
Así son los incrédulas, juzgan Dios para justificarse ellos mismos. Si interpretamos que los talentos representan la salvación en Jesucristo; dos de los hombres recibieron esa salvación y actuaron en ella recibiendo no solo salvación sino recompensas. El tercer hombre rechazó la salvación y fue echado en las tinieblas donde sería el lloro y el crujir de dientes. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en el, no se pierda sino tenga vida eterna.” Dios dio a su Hijo por todos, pero los que se salvan son aquellos que creen (actúan en lo que creen).  
La tercer parábola, la de los cabritos y las ovejas, tiene también aspectos difíciles de interpretar, porque los que son considerados cabritos, son apartados y juzgados en base a sus obras, en este caso, por lo que NO hicieron, es decir, por no tener misericordia de “uno de estos más pequeños, tampoco a mi mí lo hicisteis.” En el caso de las ovejas son recompensadas por lo que hicieron. El principio de la Salvación, en toda la Biblia, es que es únicamente por fe en la obra redentora de Jesucristo. (Ef. 2:8, Rom. 3:28). Lo único que me queda decir es que este pasaje necesita ser estudiado mas profundamente.

En Oración
Bendito Dios, gracias una vez mas por la Salvación que me has dado en Jesucristo. Como las vírgenes sensatas que tenían luz en sus lámpara, como los hombres que invirtieron tus talentos, y las ovejas que cuidaron de los necesitados, que mi vida pueda reflejar tu salvación. Por Jesucristo, amén.

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