En la
Palabra
El Señor Jesús reprende fuertemente a los
fariseos y a los escribas porque se llenaban de orgullo religioso, creían que
eran mas santos que los demás por decir e imponer cosas que ellos mismo no
hacían y sintiéndose orgullosos por ello.
Jesús les dijo: “…el que se enaltece será humillado, y el que se humilla
será enaltecido” (Mt.23:12).
Mientras Jesús enseñaba en el templo,
llegaron los principales sacerdotes, los escribas (interpretes de la ley) y los
ancianos para preguntarle con qué autoridad hacía sus obras. Jesús sabiendo su
hipocresía (porque no era para creer o no en él sino para causar controversia),
dijo que les diría si contestaban ellos contestaban si el bautismo que predicó
Juan (el bautista) era de los hombres o de Dios. Ellos no quisieron contestar,
porque cualquier respuesta los incriminaba. Jesús les dijo: “Yo tampoco os diré
con que autoridad hago estas cosas” (Lc.20:8). Lucas narra la parábola de los
labradores malvados, la cuestión del tributo donde dice que hay que dar a César
lo que es de él y a Dios lo que es de Dios. Enseñó acerca de la resurrección y
sobre la ofrenda con el ejemplo de la viuda. Profetizó la destrucción del
Templo y las señales del fin. Algunas de estas señales son la proliferación de
falsos profetas y falsos cristos, guerras , temblores, hambres y pandemias, persecución,
la invasión final a Jerusalén, cataclismos cósmicos y finalmente la venid de
Jesucristo con poder y gran gloria. “La tierra y los cielos pasarán, pero mis
palabras o pasarán” (Lc. 21:33).
En la
Práctica
Cada vez que leo la manera en que el Señor
confrontaba a los fariseos y religiosos que les encantaba enorgullecerse de su
falsa piedad poniendo cargas pesadas sobre otros, que ellos mismo no llevaban,
me recuerda a mi en algún tiempo de mi vida, cuando me llené de convicciones
santas, pero pasaba criticando a los que no tenían las mismas convicciones que
yo; me volví un fariseo y Dios tuvo que enseñarme de una forma muy dolorosa lo
que es “misericordia quiero y no sacrificio.” Ahora, después de 28 años de cristiano,
continúo teniendo firmes convicciones no quiero juzgar más a mis hermanos, sino
amarles, y enseñarles, como dice Gálatas, considerándome a mi mismo, no sea que
yo también venga a ser tentado. El Domingo pasado el mensaje que prediqué fue
en Gálatas 6:2-5 y se llamó: “Llevando cargas,” lo que el Señor enseña en ese
pasaje es que los cristianos espirituales ayudan a llevar las cargas de los
hermanos que han tropezado. Los cristianos carnales, critican, juzgan y
condenan. Esa actitud está guiada por el orgullo de la carne y no edifica a la
iglesia, al contrario, la destruye. Obviamente el pasaje no se refiere a
personas que viven en rebeldía en pecado constante, sino aquellos que tropiezan
y al confrontarlos se arrepienten. Aprendamos a amar a nuestros hermanos y a
humilde y honestamente ayudar en nuestras debilidades y faltas para ser
restaurados.
El Señor también enseña de la hipocresía de
algunos que aún con evidencias claras no están dispuestos a creer.
En Oración
Gracias Señor por tu amor y tu misericordia,
que es nueva cada mañana. Como dijo el salmista, “el Señor no nos ha pagado
conforme a nuestras iniquidades y nos ha hecho conforme a nuestros pecados.” Ayúdame
a que así como recibo misericordia de ti, así pueda mostrar misericordia a
otros. Por Jesucristo, amén.
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