En la
Palabra
Lectura: Lucas 24, Juan 20-21
El día domingo (primer día de a semana), las
mujeres fueron al sepulcro para poner las especias aromáticas en la tumba de
Jesús, pero al llegar encontraron la piedra movida y a un ángel que les dio la
noticia que Jesús había resucitado, cumpliendo lo que les había dicho antes.
Ellas fueron a dar la noticia y Pedro, juntamente con Juan, salieron
rápidamente a la tumba y comprobaron que estaba vacía. Jesús se apareció a
varios de sus seguidores, dos de ellos no le compartieron lo que había sucedido
en Jerusalén y el Señor, aún sin que lo reconocieran, les volvió a explicar con
la Escrituras lo que debía suceder. Fue hasta que Jesús partió el pan que lo
reconocieron. Ellos regresaron a Jerusalén para avisarle a los demás. Cuando
Jesús se presentó a sus apóstoles, les mostró las marcas de sus clavos. Les
volvió a explicar que lo que sucedió fue lo que estaba Escrito y les había
enseñado, fue entonces que les abrió el entendimiento para que comprendieran.
Jesús les dijo que debían predicar el arrepentimiento y el perdón de pecados y
prometió enviar al Espíritu Santo; “la promesa de mi Padre” (Lc.24:49).
En la
Práctica
El mejor mensaje que se ha escuchado en la
historia salió de un cementerio. “ ¿Por qué buscan entre los muertos al que
vive? No está aquí, sino que ha resucitado.” El sacrificio, la muerte y la
resurrección de Jesús ha transformado el curso de la historia y la vida y
destino de millones que han creído su mensaje. Jesucristo padeció el castigo
que nosotros merecíamos. Tal vez has escuchado el término vicario, esto quiere decir sustituto, Jesucristo fue nuestro
sustituto. El nunca pecó pero sufrió el castigo en nuestro lugar. Si tu has
creído en él, tu castigo ya fue aplicado en Él. Cuando la gente se lástima por
sus pecados, está diciendo que el sufrimiento de Jesucristo no fue suficiente.
Jesucristo fue sepultado llevando nuestros pecados a la tumba y enterrándolos
ahí. La Biblia dice que sepultó nuestros pecados en el fondo del mar y nunca
más se acordará de ellos. Jesucristo resucitó de los muertos para darnos una
vida nueva. Todos aquellos que hemos creído de corazón en la muerte, sepultura
y resurrección de Jesucristo, recibiéndole y confesándolo como Salvado y Señor
de la vida, hemos sido transformados por su poder; a esto se le llama
conversión. Tal vez has escuchado ese término cuando alguien dice “tal persona
se convirtió.” La conversión no es un cambio de religión; es un cambio de
estilo de vida. De ser una persona que vivía independiente de Dios, conforme a
sus ideas, se convierte a una persona que quiere conocer a Dios de acuerdo a lo
que la Biblia dice y vive de una manera que agrada a Dios. ¿Te has convertido
en cristiano (en un seguidor Jesucristo) o solo has cambiado de religión?
En Oración
Padre Nuestro que estás en el cielo, gracias
por enviar a tu Hijo para salvarme. Yo merecía el castigo, pero te doy gracias
que El fue mi sustituto y que por El ahora puedo recibir perdón de pecados y
vida nuevo. Bendito seas y una vez mas, gracias Señor, por Jesucristo, amén
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