En la
Palabra
Lectura: Hechos 18-19
Pablo salió de Atenas y fue a Corinto donde
estuvo por un año y medio. Como siempre, primero entró en la sinagoga pero los
judíos blasfemaban, por lo que comenzó a predicar a los gentiles en casa de
Justo. Algunos de los judíos creyeron, como Crispo el principal de la sinagoga.
Pablo fue fortalecido por el Señor quien le dijo en visión que hablara y no
callara. En Corinto conoció a Priscila y Aquila quienes tuvieron que huir de
Roma porque Claudio Cesar expulsó a los judíos de Roma. Después de un alboroto
en Corinto, Pablo decidió ir a la iglesia de Antioquía en Siria llevando
consigo a Priscila y Aquila. En el camino se detuvo en Éfeso donde predicó en
la Sinagoga. Aquí los judíos le pidieron que se quedara pero él ya tenía
resuelto ir a Antioquía. Priscila y Aquila se quedaron en Éfeso. Pablo llegó a
Jerusalén, saludó a los hermanos y después fue a Antioquía. Estuvo ahí un
tiempo y luego comenzó su tercer viaje misionero, pasando por las iglesias que
había establecido en Galacia. Mientras tanto a Éfeso llegó predicando un judío
llamado Apolos. Priscila y Aquila lo instruyeron más exactamente en el camino
del Señor y le animaron a ir a
predicar a Corintio, lo cual hizo y discutía con los judíos en la sinagoga de
Corinto. Pablo llegó a Éfeso y se encontró con algunos discípulos de Juan el
Bautista a quienes bautizó en el nombre de Jesús. Pablo se quedó en Éfeso por
espacio de tres años enseñando en la escuela de Tirano. Durante este tiempo
muchos creyeron, hubo manifestaciones maravillosas de fe, pero también un
alboroto muy grande por causa de los que vendían figuras de la diosa Diana.
En la
Práctica
En el libro de los
Hechos hemos visto algunos encuentros que los apóstoles tuvieron con las
fuerzas de lo oculto. El apóstol
Pedro se encontró con el Simón el mago en Samaria, quien con sus artes mágicas
engañaba al pueblo, la gente llegaba a decir; “este es el gran poder de Dios.”
(Hch. 8:9-10). El apóstol Pablo en su primer viaje misionero, el primer lugar a
donde llega se encuentra con Barjesús o Elimas el hechicero que trataba de
apartar a la gente de la fe. Pablo
le llama hijo del diablo. (Hch.13:6-10).
En su segundo viaje misionero se encontró con una mujer poseída por un
espíritu de adivinación en la ciudad de Filipo (Hch. 16:16-18); y en Éfeso
había muchos endemoniados y uno en particular había causado mucho temor en la
ciudad. Sin embargo, en Éfeso, mucha
gente creyó en Jesucristo y se arrepintieron de practicar el ocultismo, trajeron
sus libros de magia y los quemaron.
Cuando el apóstol
Pablo escribe su carta a la iglesia de Éfeso, en el capitulo 2 les recuerda que
en otro tiempo “estaban muertos en sus transgresiones y pecados y vivían
conforme al príncipe que gobierna las tinieblas, el espíritu que ejerce su
poder en los que ahora viven en desobediencia’ (v.1-2) y en el capitulo 6:10-13
enseña sobre la batalla contra los espíritus de maldad. En 1 Tim. 4, Pablo le
advierte al joven pastor de Éfeso, Timoteo, que en los últimos tiempos la gente
se apartaría de la fe para escuchar espíritus engañadores y doctrinas de
demonios.
Estamos viviendo este
tiempo, donde la gente ha dejado la fe en Jesucristo y las enseñanzas de la
Biblia para ser engañados por filosofías y cultos inspirados por el diablo. ¿Estas
siguiendo a Jesús y confiando en su Palabra o confías en el horóscopo, las cartas
y otras prácticas ocultas?
En Oración
Padre, muchas gracias por tu amor y por
librarnos del poder del príncipe de las tinieblas. Como los tesalonicenses, nos
libraste de los ídolos para servir a un Dios vivo. Por Jesucristo, amén.