Esta es la última profecía del Antiguo Testamento, después de
Malaquías hubo un silencio por parte de Dios hasta que llegó Juan el Bautista
(alrededor de 400 años después).
Aunque el pueblo había regresado de la cautividad y se hicieron reformas
espirituales por parte de Nehemías, el pueblo continuó deshonrando a Dios,
ignorando el trabajo en la casa de Dios, ofreciendo a Dios las sobras del
tiempo, de sacrificios, despreciando la mesa del Señor, engañando en lugar de
dar lo mejor, da lo dañado. Malaquías reprende a los sacerdotes por haber hecho
tropezar al pueblo corrompiendo la ley, siendo desleales con sus mujeres y
divorciándose aún cuando Dios aborrece el divorcio (2:16)
Malaquías profetiza la llegada y ministerio de Juan el Bautista, el
mensajero que prepararía el camino delante del Mesías quien traería limpieza y
purificación para que las ofrendas a Dios finalmente fueran gratas (3: 1)
Igualmente en el capítulo 4:5 habla del profeta Elías que el Señor Jesús interpretó
como cumplido en Juan el Bautista (Mt.11:13-16).
El Señor también acusa duramente al pueblo y le dice que ha robado a
Dios por no entregar su diezmos y ofrendas. El Señor los reta a probarle y
confiar en El para que pueda demostrar que El es el que suple en abundancia.
Además han llegado a creer que servir a Dios no aprovecha en nada, sin embargo
el que teme a Dios están en un libro de memorias y serán para Dios especial
tesoro. Malaquías también profetiza el día de Jehová, es decir, la Segunda Venida
de Jesucristo, que es el día del juicio contra la humanidad que ha rechazado el
amor de Dios y amado su maldad.
En la Práctica
Este pequeño libro es muy necesario en nuestros días
porque es mi sentir que como cristianos, como pueblo de Dios, hemos diluido
nuestro compromiso con el Señor y poco a poco nos hemos conformado a un
cristianismo tibio y sin compromiso. El pueblo ignoraba el compromiso de
trabajo en la casa de Dios y ofrecían las sobras, lo cual es como ir a la
iglesia si tengo tiempo, si no tengo compromisos o si no hay algo mejor en la
tele. Nos hemos conformado a darle las sobras a Dios dándole lo cojo y lo
ciego. El Señor dice: “ofrécele eso a tu jefe y ve si se agrada de ti…” (1:8).
¿Qué decir de los diezmos y ofrendas? No dar es robar a Dios y acarrea
maldición (3:8-9) Se calcula que la gente en la iglesia da solo el 2%, eso
considerando que hay un remanente fiel que honra al Señor con sus bienes
diezmando y ofrendando, lo cual quiere decir que el resto no da o da lo que le
sobra. Estoy convencido que si alguna persona NO puede honrar a Dios con sus
diezmos y ofrendas es porque tiene al dinero como ídolo y no confía plenamente
en la provisión de Dios. ¿Qué excusa puede dar el que no ofrenda? ¿que no le
alcanza? ¿No será por ello que el devorador destruye el fruto del trabajo
(3:11)? Algunos dicen que el diezmo corresponde a la ley del Antiguo
Testamento, Abraham diezmo y ofrendo a Dios cuando no había ley (Heb.
7:6-9 Gen.14:20). Dios nos llama a
vivir de una manera que honra a Dios. Pedro cita el deseo de Dios diciendo:
“sino como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda
lustra manera de vivir;”
Tenemos un reto tremendo y este pasaje nos hace
meditar la manera en que estamos viviendo. ¿Estas honrando a Dios en tu vida?
En Oración
Padre, es un día de confesión y arrepentimiento. Tu conoces mi corazón,
lo pongo delante de ti y clamo por tu misericordia, en el nombre de Jesús; así
sea.
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