En la
Palabra
Lectura: Mateo 13, Lucas 8
El Señor Jesús comenzó a usar parábolas para
enseñar las verdades del reino de Dios: “entonces, acercándose los discípulos,
le dijeron; ¿por qué les hablas por parábolas?” (MAt. 13:11) Las parábolas son
historias de la vida cotidiana que enseñan verdades espirituales. El Señor
contó la parábola del sembrador, del trigo y la cizaña, de la semilla de
mostaza, de la levadura, el tesoro escondido, la perla de gran precio, la red y
los tesoros nuevos y viejos. En Lucas 8, se relata la parábola del sembrador y luego
otras enseñanzas como la luz que
alumbra y que manifiesta todo (nada puede permanecer escondido, todo sale a la
luz). También Lucas relata la historia de cuando el Señor calma la tempestad y
la liberación del endemoniado Gadareno. Otras historias que Lucas relata son la
sanidad de la mujer que tocó el manto de Jesús y la resurrección de la hija de
Jairo (el principal de la Sinagoga).
En la
Práctica
En mis 28 años de cristiano he compartido con
mucha gente acerca del amor de Dios y del deseo de Dios de perdonar y darles la
seguridad de la vida eterna. En muy contadas ocasiones alguna persona no le ha
interesado saber que puede tener vida eterna, el problema que yo personalmente
encontré en mi vida, no fue que no creyera en Dios o en su amor por mi, sino
que no estaba dispuesto a dejar el pecado, quería seguir viviendo para mi mismo
hasta que comprendí lo que hizo Jesucristo por mi, El dejó la gloria del cielo
para venir a salvarme; tomó todos mis pecados en su cuerpo y recibió el castigo
que yo merecía en la cruz del Calvario. En la parábola del tesoro escondido, se
dice que un hombre encontró un tesoro en un campo y después fue y vendió todo
lo que tenía para comprar ese campo. La interpretación de esta parábola es que
una persona, que como tu y yo, nos encontramos con Jesús y el tesoro que nos
ofrece (perdón de pecados, una vida nueva y una vida eterna), entonces dejamos
nuestra antigua vida para seguirle. ¿Es esta tu historia o necesitas dejar la
vida vieja atrás? En la parábola del sembrados, el Señor Jesús compara nuestros
corazones (no el órgano, sino el asiento de la voluntad y emociones) a cuatro
tipos de tierra que reciben la semilla (su Palabra). ¿Qué tipo de tierra eres
tu? ¿La que no recibe la palabra? ¿La que recibe la palabra pero el engaño de
las riquezas y otros placeres la ahogan?
Tal vez eres el tipo de tierra que recibe la palabra con gozo, pero al
comenzar los problemas te apartas de Dios. Podemos ser la buena tierra, la que
recibe la Palabra y crece y da fruto. ¿Cuánto tiempo mas estaremos vivos para
dar gloria a Dios con nuestra vida? Es tiempo de ser como la buena tierra y dar
fruto al 30 al 60 y al 100 por 1.
En Oración
Padre celestial, gracias por tu amor tan
precioso que hizo que tu Hijo dejara la gloria del cielo para hacerse hombre y
venir a salvarme. Que mi vida pueda servir para la gloria de tu Nombre, por Jesús;
amén.
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