Tuesday, October 23, 2012

Jesús el Pan de Vida


En la Palabra
Lectura: Juan 6

El apóstol Juan, en el evangelio que escribió, narra también el milagro de la alimentación de las mas de cinco mil personas. Este es uno de los milagros de Jesús que se encuentran registrados en los cuatro evangelios. Juan revela que la gente quería hacerlo rey, por ello envió a sus discípulos al otro lado del lago, para que no tuvieran la tentación de sentirse príncipes o gobernantes. El Señor por su parte se fue a orar a solas. Los discípulos tuvieron una travesía difícil cuando vieron al Señor caminando sobre el mar. Cuando los discípulos lo recibieron en la barca, esta llegó de inmediato a su destino. La gente comenzó a buscar a Jesús, pero el Señor fue muy claro con ellos; lo buscaban porque les dio de comer. El Señor los exhorta a buscarle no solo por lo temporal, sino por lo eterno. Estos hombres pidieron una señal para creerle diciendo que Moisés les dio de comer maná en el desierto. Jesús aprovechó esta ocasiones para enseñarles que Él mismo es el pan que descendió del cielo diciendo: “yo soy el pan de vida; el que a mí vine, nunca tendrá hambre, y el que en mi cree, no tendrá sed jamás” (v.36). El que viene a él y cree en el tiene vida eterna.

En la Práctica
“Yo soy el pan de vida" en Juan 6 es la primera de las declaraciones “Yo Soy…” del Señor Jesús.  Hay tres enseñanzas fundamentales de este pasaje:
La primera enseñanza se encuentra en el verso 35. Esta declaración enseña es que Jesucristo satisface enteramente a todo aquel que viene a él y cree en él. “Yo soy el pan de vida, el que a mi viene;  nunca tendrá hambre; y el que en mi cree no tendrá sed jamás.” (v.35) Es necesario tomar en cuenta ese verso para poder interpretar y comprender correctamente el significado de los veros 53-56. Cuando el Señor se refiere a comer su carne se esta refiriendo a venir a él; y cuando habla de beber su sangre, se refiere a creer en él.
La segunda enseñanza se encuentra en los versos 38 al 40. Jesucristo es el pan de Dios que descendió del cielo. Jesucristo salva eternamente a todo aquel que viene a él y cree en él. El verdadero pan del cielo lo da Dios y es el pan que da vida al mundo (v.32) Todos los que comieron del maná en el desierto murieron, pero los que comen del “pan de vida,” tienen vida eterna y el Señor los resucitará en el día postrero (v.54).  ¡Que preciosa promesa del Señor Jesús! 
La tercera enseñanza tiene que ver con la transformación de la vida del que cree.  Jesucristo santifica eficazmente a todo el que viene a él y cree en él. “El que come mi carne y bebe mi sangre, en mi permanece, y yo en el”  (v.56).  Esta es una de las grandes doctrinas que parece haber sido olvidada por los creyentes.  La permanencia de Jesucristo en nuestra vida por medio de su Espíritu Santo nos santifica, es decir, nos aparta y nos consagra para El. La vida del crsitano debe estrar caracterizada por la santidad. La santidad no es lo mismo que religiosidad, ni puritarismo cosas que son impuestas y externas. La santidad proviene de la presencia del Espíritu en el corazón del creyente y se expresa en alegría y  gozo en obedecer los principios de Dios para la vida.

En Oración
Padre celestial gracias por darnos vida a través del Pan de vida y por tu presencia en nostros a través de tu Espíritu para que pueda vivir una vida la vida abundante que Jesucristo prometió, en su nombre, amén.

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