En la
Palabra
Lectura: Juan 6
El apóstol Juan, en el evangelio que
escribió, narra también el milagro de la alimentación de las mas de cinco mil
personas. Este es uno de los milagros de Jesús que se encuentran registrados en
los cuatro evangelios. Juan revela que la gente quería hacerlo rey, por ello
envió a sus discípulos al otro lado del lago, para que no tuvieran la tentación
de sentirse príncipes o gobernantes. El Señor por su parte se fue a orar a
solas. Los discípulos tuvieron una travesía difícil cuando vieron al Señor
caminando sobre el mar. Cuando los discípulos lo recibieron en la barca, esta
llegó de inmediato a su destino. La gente comenzó a buscar a Jesús, pero el
Señor fue muy claro con ellos; lo buscaban porque les dio de comer. El Señor los
exhorta a buscarle no solo por lo temporal, sino por lo eterno. Estos hombres
pidieron una señal para creerle diciendo que Moisés les dio de comer maná en el
desierto. Jesús aprovechó esta ocasiones para enseñarles que Él mismo es el pan
que descendió del cielo diciendo: “yo soy el pan de vida; el que a mí vine,
nunca tendrá hambre, y el que en mi cree, no tendrá sed jamás” (v.36). El que
viene a él y cree en el tiene vida eterna.
En la
Práctica
“Yo soy el
pan de vida" en Juan 6 es la primera de las declaraciones “Yo Soy…” del
Señor Jesús. Hay tres enseñanzas
fundamentales de este pasaje:
La primera
enseñanza se encuentra en el verso 35. Esta declaración enseña es que Jesucristo satisface enteramente a todo
aquel que viene a él y cree en él. “Yo soy el pan de vida, el que a mi
viene; nunca tendrá hambre; y el
que en mi cree no tendrá sed jamás.” (v.35) Es necesario tomar en cuenta ese
verso para poder interpretar y comprender correctamente el significado de los
veros 53-56. Cuando el Señor se refiere a comer su carne se esta refiriendo a
venir a él; y cuando habla de beber su sangre, se refiere a creer en él.
La segunda
enseñanza se encuentra en los versos 38 al 40. Jesucristo es el pan de Dios que
descendió del cielo. Jesucristo salva
eternamente a todo aquel que viene a él y cree en él. El verdadero pan del
cielo lo da Dios y es el pan que da vida al mundo (v.32) Todos los que comieron
del maná en el desierto murieron, pero los que comen del “pan de vida,” tienen
vida eterna y el Señor los resucitará en el día postrero (v.54). ¡Que preciosa promesa del Señor
Jesús!
La tercera
enseñanza tiene que ver con la transformación de la vida del que cree. Jesucristo
santifica eficazmente a todo el
que viene a él y cree en él. “El que come mi carne y bebe mi sangre, en mi
permanece, y yo en el” (v.56). Esta es una de las grandes doctrinas
que parece haber sido olvidada por los creyentes. La permanencia de Jesucristo en nuestra vida por medio de su
Espíritu Santo nos santifica, es decir, nos aparta y nos consagra para El. La
vida del crsitano debe estrar caracterizada por la santidad. La santidad no es lo
mismo que religiosidad, ni puritarismo cosas que son impuestas y externas. La
santidad proviene de la presencia del Espíritu en el corazón del creyente y se
expresa en alegría y gozo en
obedecer los principios de Dios para la vida.
En Oración
Padre celestial gracias por darnos vida a
través del Pan de vida y por tu presencia en nostros a través de tu Espíritu
para que pueda vivir una vida la vida abundante que Jesucristo prometió, en su
nombre, amén.
No comments:
Post a Comment