Tuesday, October 30, 2012

Luz o Tinieblas


En la Palabra
Lectura: Juan 9 - 10

El Señor encuentra a un hombre ciego de nacimiento al cual sana. Los religiosos una vez más (con sus tradiciones) juzgan a Jesús por sanar en sábado y juzgan al ciego considerándolo un pecador por estar enfermo. Aun con la evidencia de un ciego viendo, los religiosos le dijeron que Dios no escucha a los pecadores. Su respuesta es increíble: “si es pecador, no lo sé, una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo” (9:25). Lo que dijeron fue: “tu naciste del todo en pecado, ¿y nos enseñas a nosotros?” (9:34). El que había sido ciego terminó creyendo en Jesús pero expulsado de la sinagoga. En el capítulo 10 el da el discurso del Buen Pastor, en el se presenta como el que da su vida por sus ovejas. Las ovejas de Jesús escuchan su voz y le siguen, y Jesús las conoce y les da vida eterna y no morirán jamás.

En la Práctica
En este pasaje el Señor presenta la tercera y cuarta de las frases “yo soy” (1. Yo soy el Pan de Vida y le da de comer a una multitud. 2. Yo soy la luz del mundo y hace ver a un ciego.) 3. Yo soy la puerta de las ovejas y 4. Yo soy el Buen Pastor quien dio su vida para abrir el camino nuevo y vivo hacia Dios a todos los que creen en El. La historia del ciego tiene grandes aplicaciones practicas para nuestra vida. La Biblia nos enseña que el ser humano en su condición natural, es decir sin Jesucristo, está en tinieblas en ceguera espiritual. Todas las personas estamos en tinieblas espirituales hasta que recibimos la luz de Jesús (“Aquella luz verdadera que alumbra a todo hombre venia a esta mundo “ Jn.1:9, “Yo soy la luz del mundo” Jn.8:12), y tenemos la responsabilidad de creer. Al ciego de la historia el Señor le dijo, ve y lávate en el estanque de Siloé. El ciego tuvo que creer que si hacia eso sería sanado, tuvo fe, fue a lavarse y recibió la vista. Jesucristo dijo: “el que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna y no vendrá a condenación mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24). El hombre creyó en Jesús y le adoró aunque fue expulsado de la sinagoga. Sus padres por el contrario, tuvieron temor de ser expulsados de la sinagoga y no testificaron de lo que Jesucristo había hecho por su hijo. El día que recibí a Jesucristo como mi Salvador, tuve una lucha interior porque les había dicho a mis amigos que nunca iba a ser cristiano como mi hermano, sin embargo el amor de Dios mostrado en la cruz y el ofrecimiento de perdón de pecados y vida nueva era mas valioso que mi orgullo. Le entregue mi vida al Señor Jesús y el me dio su perdón y una vida nueva. Como el que fue ciego, así vi la luz de Jesús.

En Oración
Señor gracias por tu amor por nosotros y por mostrarnos tu luz. Por Jesucristo, amén.

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