En la Palabra
Job 29-31
Job hace un recuento de los días pasados cuando percibía la compañía de Dios cerca de el. : «¡Cómo añoro los meses que se han ido, los días en que Dios me cuidaba! Su lámpara alumbraba sobre mi cabeza, y por su luz podía andar entre tinieblas.¡Qué días aquellos, cuando yo estaba en mi apogeo y Dios bendecía mi casa con su íntima amistad! »Cuando aún estaba conmigo el Todopoderoso, y mis hijos me rodeaban;” (29:2-5)
Igualmente hace un recuento de lo que ha hecho y dice que ha sido justo, ha ayudado al huérfano a la viuda y a los pobres. Sin embargo ahora, en su condición, la gente no se compadece de él, al contrario se burlan.
Tal vez un área oculta en su vida le estaba ocasionando esta aflicción, la lujuria. Ahí en lo profundo de sus pensamientos, en un rincón oscuro estaba escondido su pecado. Pero Job dice: “Hice pacto con mis ojos; ¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?” (31:1 RV60) o como dice la NVI “Yo había convenido con mis ojos
no mirar con lujuria a ninguna mujer.”
no mirar con lujuria a ninguna mujer.”
En la Práctica
¡Que lección tan poderosa nos da Job! Está tan seguro de su inocencia, que ni siquiera en sus pensamientos ha permitido la lujuria: “Si por alguna mujer me he dejado seducir, si a las puertas de mi prójimo he estado al acecho,¡que mi esposa muela el grano de otro hombre, y que otros hombres se acuesten con ella! (31:9-10)
¿Has hecho un pacto con tus ojos para no permitir la lujuria en tu corazón? El Señor Jesucristo en el Sermón del Monte enseñó que ver a una mujer con lujuria es adulterar en tu corazón.
En Oración
Señor, gracias porque me haces conciente de mis debilidades y la necesidad de depender de ti cada día. He hecho un pacto con mis ojos. En Jesucristo, amén.
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