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El libro de Romanos dice que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta (Rom.12:2). ¿Puedes creer esto? Intelectualmente podemos afirmar esta verdad, pero en la vida práctica a veces la voluntad de Dios no tiene la apariencia de ser agradable. ¿Por qué Dios permite la enfermedad? ¿Por qué Dios permite el sufrimiento? Como hemos hablado anteriormente en el libro de Job, estas son preguntas difíciles de contestar; pero tenemos dos opciones: Amargarnos por las circunstancias o ver a Dios en medio de ellas.
El libro de Romanos dice que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta (Rom.12:2). ¿Puedes creer esto? Intelectualmente podemos afirmar esta verdad, pero en la vida práctica a veces la voluntad de Dios no tiene la apariencia de ser agradable. ¿Por qué Dios permite la enfermedad? ¿Por qué Dios permite el sufrimiento? Como hemos hablado anteriormente en el libro de Job, estas son preguntas difíciles de contestar; pero tenemos dos opciones: Amargarnos por las circunstancias o ver a Dios en medio de ellas.
En la Palabra
Lectura: Génesis 22-24
Dios le pidió a Abraham sacrificar a su hijo Isaac, al que amaba. Isaac era el hijo de la promesa por el que había esperado 25 años. ¿Por qué Dios le pedía esto? Creo que fue para probar su fe. Abraham había aprendido a confiar en el Señor, no iba a cometer el mismo error de no confiar en la promesa de Dios, como sucedió con Agar e Ismael. Abraham creyó en la promesa de Dios, confió en que Dios sabía lo que hacía aunque para Abraham pareciera no tener sentido. Abraham se levantó muy de mañana para hacer la voluntad de Dios confesando que Dios proveería de un cordero para el sacrificio. Su fe fue mostrada cuando ofreció a Isaac en sacrificio, en ese momento el Ángel del Señor lo detuvo y Dios proveyó un cordero para el sacrificio. Esta fue la respuesta de Dios:
Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz. (Génesis 22:16-18)
En la Práctica
¡Que lección mas tremenda de fe! Dios nos ha dejado su Palabra, la Biblia, y en ella están sus promesas para nosotros. ¿Podemos confiar en las promesas de Dios como lo hizo Abraham? Pienso en las palabras del apóstol Pablo “El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que Lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con El todas las cosas?” (Rom. 8:32)
Ya que Abraham no negó a su hijo Isaac, Dios no negó a su hijo Jesucristo. Su voluntad es que por Jesucristo sean benditas todas las naciones de la tierra.
¿Qué cosas le podemos estar negando a Dios que impiden que nos bendiga plenamente? ¿Cuál es tu Isaac que estas negando entregar a Dios?
¿Qué cosas le podemos estar negando a Dios que impiden que nos bendiga plenamente? ¿Cuál es tu Isaac que estas negando entregar a Dios?
En Oración
Señor, gracias por tus promesas y porque en Jesucristo me has dado bendición. Gracias porque ahora puedo confiar en tus promesas aunque confieso que para ello necesito de tu presencia en cada momento de mi vida. En Jesucristo, así sea.
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