En la Palabra
Lectura: 1 Samuel 9-12
El Señor le habló a Samuel acerca del rey que levantaría para gobernar a Israel diciéndole que vendría a buscarlo. Saúl, un hombre de buen parecer de la tribu de Benjamín junto con su criado, fueron a buscar unas asnas que se habían perdido. Después de algunos días se encontraron con Samuel quien le declaró a Saúl que el sería el rey de Israel. Samuel ungió a Samuel con aceite y le dio una serie de eventos que sucederían cuando regresara a su casa. También le dijo que debía ir a Gilgal y esperar a Samuel 7 días porque iría a ofrecer sacrificios y darle instrucciones en cuanto a lo que debía de hacer. Tan pronto Saúl se dio vuelta para alejarse de Samuel, la Biblia dice que Dios cambió su corazón y que el Espíritu de Dios descendió sobre Saúl de manera que profetizaba juntamente con los profetas. Samuel llamó al pueblo a Mizpa y presentó a Saúl como el rey de Israel, no sin antes recordarles que habían desechado a Dios.
Saúl escuchó de las amenazas de los amonitas contra Israel. El Espíritu del Señor llenó a Saúl para liderar al su pueblo. Saúl juntó un ejercito de trecientos treinta mil hombres y fueron a pelear contra los amonitas. Dios les dio la victoria y todo el pueblo reconoció a Saúl como rey. Samuel les recuerda cómo Dios los sacó de Egipto por mano de Moisés y cuando llegaron a la tierra prometida ellos dejaron al Señor para seguir a otros dioses pero cuando se arrepentían el Señor levantaba jueces que los libraban. Israel desechó a Dios al pedir un rey. El pueblo se arrepintió pero Samuel les dijo que debían temer a Dios y no apartarse de sus estatutos.
En la Práctica
Dios es fiel y aunque el pueblo de Israel decidió desechar al Señor buscando un rey como las otras naciones, el Señor les dio a Saúl. Pero antes de que Saúl pudiera gobernar, el Señor cambió su corazón y lo llenó con su Espíritu. Saúl no solo se llenó de valor (antes había dicho que el era el mas insignificante de la familia mas pequeña de la tribu menos populosa de Israel), sino que Dios le dio la capacidad de liderar al pueblo y llevarlos a una gran victoria. Cuando Dios te llama a hacer una obre, El te capacita y provee lo necesario para cumplir con su palabra; lo único que necesitamos es fe. La fe es activa, es decir no puedo decir que creo algo pero no actuar en ello. Dios te ha llamado a formar parte de su familia, eres parte del cuerpo de Cristo y te ha asignado una función; también te ha dado sus dones para que los ministres y seas bendición a la iglesia. ¿Estas poniendo los dones espirituales que el Señor te ha dado en práctica para bendecir a la iglesia? Este día el Señor te llama a meditar en tus caminos y determinar en tu corazón servir al Señor. Para Dios no hay nada imposible.
En Oración
Gracias Señor por capacitarme con tus dones espirituales. Necesito sabiduría para ponerlos por obra para la edificación de la iglesia. En el nombre de Jesús, amén.
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