En la
Palabra
Lectura: Salmo 81,88, 92-93
El salmista exhorta al pueblo de Dios a
cantar con alegría al Señor con instrumentos musicales. Dios ha instituido un
día para adorarle e Israel debe recordar lo que Dios ha hecho por ellos y debe ser cuidadoso de no caer en adorar a un dios ajeno. El salmista en el salmo
88 derrama su corazón afligido preguntando a Dios dónde está y cómo es que no
recibe respuesta a su clamor. Una vez mas en el salmo 92 se nos invita a alabar
a Dios y cantar a su nombre porque sus obras son grandes, el destruirá a
nuestro enemigos y nos aumentará las fuerzas. Jehová es el Rey, todo esta
sujeto a El.
En la
Práctica
El salmo 81 nos anima a ver a Dios en su
fidelidad actuando en el pasado y adorarle en el presente. Pero hay una triste
realidad, Israel abandonó a Dios yendo tras ídolos; por ello el salmista dice:
“¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, si en mis caminos hubiera andado Israel! En un momento habría yo derribado a sus
enemigos, y vuelto mi mano contra sus adversarios.” (v.13-14) Cuando nos
sentimos derrotados, desanimados, cuando estamos tentados a actuar en contra a
los principios de Dios, recuerda Dios tiene una promesa, si andas en el camino
de Dios (no importa que tan difícil se vean tus circunstancias), Dios dice que
El mismo derribará a tus enemigos. ¿Estás dispuesto a confiar en Dios o en los
hombres?
El salmo 88 me recuerda un tiempo en mi vida
donde clamaba a Dios y sentía que El estaba muy lejos. Fui a un closet de
oración en la iglesia donde al poco tiempo llegaron dos hermanos y juntos
derramamos nuestro corazón a Dios en oración y El se manifestó de una manera
maravillosa cuando leí el salmo 89. Aunque no corresponde a la lectura de este
día, puedes darle un vistazo. Dios hizo un pacto y nunca lo va a abandonar.
Somos hijos de Dios, el Rey soberano del universo,
y El demanda santidad en su casa. El Señor nos ha dado un gran privilegio, pero
no podemos únicamente enfocarnos en el privilegio porque seremos como hijos
consentidos y malcriados. Así como Dios nos ha dado este grande privilegio de
ser sus hijos, también nos ha dado la responsabilidad de vivir en santidad: “Tus
testimonios son muy firmes; la santidad conviene a tu casa, Oh Jehová, por los
siglos y para siempre.” (93:5)
Hay veces que equivocadamente se nos habla tanto de lo que
merecemos por ser hijos de Dios pero no se nos demanda la santidad, sin la cual
nadie verá a Dios. No busques a Dios solo porque te va a dar y porque te quiere
prosperar. Búscale porque le amas, porque has conocido su amor y te has dado
cuenta de dónde te ha sacado y de dónde te libro. “Al que mucho se le perdona
mucho ama.”
En Oración
Gracias Señor por tu amor tan grande. No lo
puedo comprender pero me has amado y me has perdonado de todos mis pecados. Mi
vida te pertenece, quiero conocerte, amarte y servirte. Gracias Señor por
permitirme servirte. En Jesucristo, amén.
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