En la Palabra
Lectura: I Crónicas 3-5
El escritor de I Crónicas en el capítulo 5 registra la
descendencia de el rey David, luego de su hijo el que lo sucedió quien fue
Salomón.
En el capítulo 4 el escritor registra la genealogía de la tribu de
Judá y se dice que ellos eran alfareros que vivían en medio de plantíos. De la
tribu de Simeón, que aunque no se multiplicó como la tribu de Judá, se dice, “Éstos, por sus nombres, son los principales entre sus
familias; y las casas de sus padres fueron multiplicadas en gran manera”
(4:38).
El capítulo 5 describe la descendencias de la tribu de Rubén
quien era el hijo primogenitito de Jacob, pero que no recibió ese derecho por
“violar el lecho de su padre.” También se describe la descendencia de Gad y la
media tribu de Manasés. Manasés originalmente era hijo de José, pero fue
adoptado por Jacob en Egipto junto con su hermano Efraín. (Cuando se repartió
la tierra, se repartió entre 12 tribus, sustituyendo a José por Manasés y
Efraín y excluyendo a Leví quien no recibió tierras). Las tribus de Rubén, Gad
y media tribu de Manasés habitaron el otro lado del Jordán “pero se rebelaron contra el Dios de sus padres, y se
prostituyeron siguiendo a los dioses de los pueblos de la tierra, a los cuales
Jehová había quitado de delante de ellos,” (5:25) y fueron entregados en manos
de los asirios.
En la Práctica
Esas genealogías fueron importantes para establecer a los
príncipes de Israel después del cautiverio en Babilonia. De hecho se cree que
el escritor de este libro fue Zorobabel, quien salió de Babilonia para
reconstruir Jerusalén y quien era descendiente directo de David.
Entre los descendientes de Judá se encuentra Jabes del cual se
dice que era más ilustre que sus hermanos. Este hombre era un hombre de oración,
el cual oró a Dios diciendo: “¡Oh, si me dieras
bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me
libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió” (4:10).
Rubén, el primogenitito de Jacob no
recibió el derecho de primogenitura por acostarse con la mujer de su padre. Las
consecuencia de su momento de placer resultó afectando toda su familia y
descendencia. ¡Que terrible es el pecado! Siempre afecta no solo a la persona
sino a su familia y a su descendencia. El adulterio, la infidelidad,
la malversación o desfalco a una organización, etc.; el pecado alcanza y afecta a
toda la familia. Si pensáramos en las consecuencias del pecado seríamos sabios
y no caeríamos tan fácilmente. Finalmente la descendencia de Rubén terminó
“prostituyéndose” siguiendo ídolos y entregado en manso de los Asirios. ¡Que
contraste tan tremendo entre Rubén y Jabes.” Rubén se dedicó al placer y
recibió destitución y esclavitud; Jabes se dedicó a la oración y recibió
bendición, ampliación de su territorio y libertad del mal. ¿Qué deseas como
legado de vida para tus descendientes? La Palabra de Dios es clara.
En
Oración
Señor, como Jabes mi oración en este día
es: “¡Oh, si me
dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo,
y me libraras de mal, para que no me dañe!” Por Jesucristo lo pido, amén.
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