En la
Palabra
Lectura: I Crónicas 1-2
En estos primeros capítulos del libro de I Crónicas,
el autor se da a la tarea de dar las genealogías de Adán y los patriarcas aunque contiene también
algunas referencias históricas de otros hombres. El capítulo 2 comienza con los
descendientes de Jacob (Israel) pero el autor pone mas énfasis en la tribu de
Judá por el plan providencial de Dios ya que de esta tribu vendría el rey David
y finalmente el Mesías, el Señor Jesús.
En la Práctica
Con una lista de nombres, la mayoría de ellos
desconocidos para nosotros y otros
tantos impronunciables, es difícil encontrar alguna aplicación práctica para
nuestra vida. (Aunque podríamos usar algunos de estos nombres para ponerle a
nuestros hijos o nietos como Dodanim o Dedán, Lehabim
o Naftuhim – solo estoy bromeando, por favor, sus hijos les van a agradecer que
no les pongan estos nombres).
Podemos ver la lista de los
patriarcas en los versos 1, 8, 17, 28-29, 32, 34,35 y 43 del primer capítulo.
En el segundo capítulo encontramos
nombres un tanto más conocidos pero también podemos notar que el autor hace
algunos comentarios como en el caso de Er (2:3) quien fue malo ante los ojos de
Jehová y lo mató. Esto puede sonar
muy drástico, y lo es, pero Dios es tres veces Santo y no pasa por alto el
pecado. Gracias a Dios por su misericordia y por Jesucristo quien es el pago
por nuestros pecados. ¿Qué fue lo que hizo Er? La Biblia no lo dice, pero
algunos rabinos creen que fue que intencionalmente no quería que su esposa
Tamar quedara embarazada para no afectar su belleza. Su hermano Onán, que debía
darle descendencia hizo esto y también murió (Gen.38:7-10).
De Acán también se hace el
comentario de que perturbo a Israel porque prevaricó con anatema. Esta es una
manera muy rebuscada de decir que Acán desobedeció el mandato específico de
Dios dado por Josué de no tomar nada de la ciudad de Jericó porque Dios la
maldijo; sin embargo, Acán tomó un manto babilónico, doscientos ciclos de plata
y un lingote de oro y los escondió en su tienda. Así es el pecado, uno lo trata
de esconder pero finalmente trae consecuencias fatales. Ante Dios no hay nada
escondido que no haya de ser manifestado (Todo finalmente se sabe). Nuestra
vida debe ser una carta abierta que todos puedan leer, no podemos esconder
nada.
En Oración
Señor, gracias que tu conoces todo en nuestra
vida y no hay nada que podamos esconder de ti. Eso me hace vivir en temor
reverente a Dios. Gracias porque tu Palabra dice que eres tu quien produce en
nosotros el querer como el hacer por tu buena voluntad. En Cristo, tu Hijo, amén.
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