En la Palabra
Lectura: Esdras 4 – 6, Salmo 137
Los enemigos de Judá al escuchar de la reconstrucción de Jerusalén
quisieron involucrarse, sin embargo Zorobabel y los líderes no lo permitieron
(esta era una tarea dada por el Señor a su Pueblo), por ello intimidaron al
pueblo para que suspendiera las tareas de construcción aun sobornando a las
autoridades persas. Artajerjes dio orden de que cesara el trabajo y así quedó
hasta el segundo año del rey Dario. Durante este tiempo los profetas Hageo y
Zacarías profetizaban, lo cual ánimo a Zorobabel a levantarse y reedificar la
casa del Señor y aunque los enemigos quisieron detener la obra. Los ancianos de
Israel enviaron el asunto a Darío quien investigó y encontró que Ciro había
dado orden de reconstruir por lo que no solo autorizó que siguiera la
construcción sino que proveyó animales para los sacrificios y recursos económicos.
El Salmo 137 es un canto que habla de aquellos que seguían en Babilonia
llorando añorando su tierra.
En la Práctica
¿Alguna vez se han levantado tus enemigos para que no sigas la obra del
Señor? Tal vez te preguntes, cuáles enemigos. El Nuevo Testamento enseña que
tenemos tres enemigos, el mundo, el diablo y la carne. Todos los días libramos
una batalla espiritual; por un lado el Espíritu de Dios, que está haciendo la
obra en ti, te ánima a caminar en los caminos del Señor, pero por otro lado,
tus propias pasiones (la carne), el mundo y sus deseos y el diablo se juntan
para hacerte tropezar. Tal vez has caído o te siente desanimado. Pero así como
el pueblo se levantó a reedificar bajo la predicación de la Palabra de Hageo y
Zacarías, así este día por la Palabra de Dios te puedes levantar y derrotar a
tus enemigos. Igualmente así como los enemigos fueron recordados por la palabra
escrita del edicto de Ciro para reconstruir, así necesitas hoy recordar que la
Palabra de Dios dice que los deseos de la carne ya fueron derrotados por
Jesucristo (Ro. 6:6 “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado
juntamente con él (Cristo), para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin
de que no sirvamos más al pecado.”). Satanás y sus demonios ya fueron vencidos
(Heb. 2:14, Col. 2:15). Tienes toda autoridad y poder para vencer a tus
enemigos y seguir la obra que Dios comenzó en ti. “…estando persuadido de esto,
que el comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de
Jesucristo.” (Fil. 1:6)
¡Puedes vencer el desaliento! ¡Jesucristo te ha dado el poder y la
autoridad para ello, tómalos y derrota a tus enemigos!
En Oración
Gracias Señor por la victoria que nos me has dado y porque puedo estar
seguro que al caminar contigo tu estarás haciendo tu obra en mi. Bendito seas,
por Jesucristo; amén
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