En la Palabra
Lectura: Ezequiel 16-17
El Señor reprende duramente a todo Israel y utiliza la ilustración de
una niña recién nacida la cual fue abandonada por su madre, el Señor la recogió,
la cuido, la crió y cuando ella creció
el Señor la llenó de atavíos hermosos pero ella se envaneció, confió en su
hermosura, y comenzó a buscar amantes y luego a prostituirse hasta llegar al
punto de ella pagar por sus amantes. Por ello el Señor la juzgaría como se
juzga a una ramera y la entregaría en manos de sus mismos amantes quienes la
destruirían. Aun dice que Sodoma, su
hermana, no hizo como Israel.
También por medio de una parábola de dos águilas les habla de cómo una
de esas águilas representa al rey de Babilonia el cual tomó el mejor retoño de
la copa de un cedro, es decir al rey de Judá y lo llevó cautivo a Babilonia. Después
tomó otra semilla y la plantó, es decir, tomó al sobrino del rey y lo puso como
rey; pero este buscó a otra águila, Egipto, para que lo ayudar pero no prosperaría
esa alianza. En esta parábola el Señor termina hablando de un retoño que el
mismo tomará y lo pondrá en un monte alto donde se convertirá en un magnifico caedlo
al cual vendrán todas las aves y todos los árboles reconocerán al Señor.
En la Práctica
En estos ilustraciones el Señor revela cómo fue la naturaleza de Israel,
aunque recogida por el Señor y formada por El, ella se ensoberbeció
por su hermosura, se rebeló, se prostituyó hasta que llegó a la peor condición.
Así somos los seres humanos, Dios nos forma, después como dice el libro de
Romanos, profesando ser sabios nos hacemos necios, luego, nos rebelamos
cambiando la gloria de Dios por semejanza de hombre, después nos corrompemos y finalmente somos entregados a una mente reprobada para hacer cosas que no convienen. Esta
es la historia de cómo el pecado corrompe la vida del ser humano comenzando con la soberbia y luego la rebelión. Así también cayó Lucifer (soberbia y rebelión). Pero Dios
promete levantar un renuevo, ese renuevo es Jesucristo, en él encontramos perdón
de pecados, una vida nueva y una vida eterna. ¿Has reconocido a Jesucristo como
tu Salvador?
En Oración
Gracias Señor por tu amor por nosotros, que siendo aún pecadores Cristo
murió por nosotros. Gracias por la vida nueva que tenemos en El y por la
esperanza de la vida eterna; en el nombre de Jesús, así sea.
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