En la Palabra
Lectura: Joel 1 - 3
Joel comienza a profetizar solo diciendo: “Palabra de Jehová que vino a
Joel…” El mensaje que da este profeta es un mensaje del juicio de Dios que ha
sucedido, una invasión de langostas destruyó los campos de Israel. Pero también
habla de un ejército al que llama “un pueblo fuerte e innumerable subió a mi
tierra...” (1:6) el cual destruyó la vid y secó la higuera. Joel llama al
pueblo a arrepentirse y clamar a Dios porque viene el día de Jehová que será de
tinieblas y oscuridad. El Señor dice: “convertíos a mi con todo vuestro corazón,
con ayuno y lloro y lamento, rasgad vuestro corazón y no vuestro vestido y convertíos
a Jehová vuestro Dios, porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y
grande en misericordia, y que se duele del castigo” (2:12-13). Joel profetiza
un día en que el Señor derramará su Espíritu y hará grandes señales y en medio
de las grandes tragedias cósmicas, todo aquel que invocare el nombre del Señor
será salvo.
En la Práctica
Joel es uno de los profetas menores, los cuales se llaman así por el
tamaño de sus escritos, no por su mensaje. Su mensaje sigue siendo MAYOR. La
profecía de Joel abarca un cumplimiento inmediato, la plaga de langostas, que
nos da una lección para el presente. Después vendría una invasión de un
ejército (algunos piensan que era Asiria –si Joel profetizó alrededor del año
800 a.C. otros piensan que era Babilonia, si Joel profetizó alrededor del año
600 a.C.) que es una lección para el futuro, la Segunda Venida de Cristo; “el
día del Señor.”
Parece ser que esta devastación de la langosta fue un juicio de Dios
sobre Judá. Es difícil ubicar exactamente cuál fue el pecado de Judá porque no
sabemos la fecha exacta de esta profecía. Muchas veces el Señor no menciona el
pecado específico para que cada uno pueda pensar en su propia situación. ¿Cómo
está tu situación delante de Dios en este momento? Tal vez necesitas clamar a Dios, ayunar y
rasgar tu corazón. Las crisis nos llevan a clamar a Dios y buscarle de todo
corazón. Joel nos dice que Dios es compasivo, misericordioso y el que lo
invoque será salvo (no solo en un sentido escatológico, es decir, del juicio
eterno, sino también en el sentido de librado del tiempo de aflicción.
En Oración
Señor, gracias porque tu examinas mi corazón y me muestras lo que hay en
el. Quiero ser lo suficientemente humilde para reconocer mis faltas e invocarte
a ti, con ayuno, lloro y lamento; rasgando el corazón. En el nombre de Jesús,
amén.
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