En la
Palabra
Lectura: Ezequiel 9 - 12
En la visión del capítulo 9, Ezequiel ve a
seis varones que ejecutan juicio; uno de ellos era un varón vestido de lino al
cual se le hizo que pusiera una marca en la frente a todos los que se
lamentaban por el pecado en la ciudad. Después los otros varones pasaron
matando a todos los que no tenían la marca. Aunque Dios destruiría la ciudad y
esparciría al pueblo, hace una promesa de congregarlos nuevamente pero esta vez
quitarían todas sus idolatrías y abominaciones; además Dios les quitaría el
corazón de piedra y les daría un corazón de carne y pondría espíritu dentro de
ellos para que pudieran andar en sus ordenanzas. Pero los que anduvieran bajo
sus propios corazones, tras la idolatría y rebeldía de su corazón, Dios traería
sus propios caminos sobre sus cabezas. El Espíritu llevó a Ezequiel a la tierra
de los Babilonios, donde estaban los cautivos y ahí anunció la Palabra que Dios
le había dado.
En la
Práctica
La visión de la del juicio de los culpables y
la marca de los que se arrepienten, nos recuerda la salida del pueblo de Israel
de Egipto, donde todos aquellos que pusieron la sangre del cordero de la pascua
sobre los marcos de las puertas de sus casas y en las ventanas no sufrieron
muerte. Igualmente nos recuerda de los sellados que no van a ser guardados
durante la Gran Tribulación cuando las langostas que suben del abismo tienen
autoridad para dañar a los moradores de la tierra que no tuvieran el sello de Dios.
Pero la marca más maravillosa que nos recuerda este evento en Ezequiel, es la
del sello del Espíritu Santo que han recibido todos los que han oído y creído
el mensaje del evangelio. Cuando el Señor Jesús regrese por su iglesia, todos
los que tengan el sello sarán llevados con el Señor. ¿Tienes el sello del Espíritu Santo en ti? Si no estás
seguro, pídele a Dios que te selle con su Espíritu; ¿qué tienes que hacer? Pídele
perdón tus pecados y confiesa que Jesucristo murió por tus pecados, que El pagó
la deuda que tu no podías pagar. Invítalo y recíbelo con tu Señor y Salvador y llénate
de su presencia cada día alimentándote de su Palabra (la Biblia) y hablando con
El en oración. También congrégate en una iglesia que predique la Palabra de
Dios.
En Oración
Gracias Padre por laa salvación y por darme
seguridad por medio del sello de tu Espíritu en mi vida que he recibido por la
fe en tu Hijo Jesucristo y en su Nombre te alabo, amén.
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