En la
Palabra
Lectura: 1 Crónicas 23-25
David ya viejo hizo a Salomón rey sobre
Israel. Tal vez con el censo que había hecho y que no agradó a Dios, David
asignó labores a los Levitas. Veinticuatro mil para dirigir la obra en la
construcción de la casa de Jehová, seis mil como gobernadores y jueces, cuatro
mil como porteros y cuatro mil para alabar a Jehová. Los Levitas estaban bajo
las órdenes de los hijos de Aarón para ministrar en la casa de Jehová, en los
atrios, en las cámaras, y en la purificación de toda cosa santificada, y en la
demás obra del ministerio de la casa de Dios. También se repartió las funciones
a los hijos de Aarón (24 grupos en total). David y los jefes del ejército
también asignaron a los hijos de Asaf de Hemán y de Jedutún para ministrar con
instrumentos musicales para profetizar, aclamar y alabar a Dios.
En la
Práctica
Lo que hizo David fue algo maravilloso, el
Salmo 22 David dice que Dios habita en medio de las alabanzas de Israel. El
hombre conforme al corazón de Dios, que había experimentado una comunión
maravillosa con Dios y que compuso y cantó las alabanzas que tenemos
registradas en los Salmos, sabía de lo especial que es para Dios la alabanza,
la música, pero además un ingrediente muy importante, el orden y la
organización. David organizó, por decirlo así, el ministerio de adoración del
templo, asignó a cada uno diferentes tareas. Al cumplir con sus tareas estaban
adorando a Dios, algunos gobernaban, otros trabajaban en las puertas otros
tenían trabajaban construyendo y otros en la música; pero todos alababan a
Dios. ¿Alguna vez te habías puesto a pensar que en todo lo que hacemos alabamos
a Dios? No solo es en la música. Personalmente me gusta mucho la música y paso
tiempo en adoración a Dios con un instrumento musical, pero paso mas tiempo sin
un instrumento, pero este pasaje me recuerda que en todo tiempo estoy adorando
a Dios. ¿Cuál es el trabajo que Dios te ha asignado? ¿Lo estas alabando en
ello? Recuerdo una vez en una predicación que un hermano hablo de la
queja-banza, por un lado nos quejamos y por otro alabamos a Dios. El libro de
Santiago dice que “el hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus
caminos.” La palabra que se traduce “doble ánimo” literalmente quiere decir “mente dividida.” Una persona que
no decide de todo corazón alabar a Dios en todo le va a ser muy difícil
experimentar la plenitud de la vida en Cristo. Decidamos alabar a Dios con todo
lo que hacemos.
En Oración
Gracias Señor por tu Palabra y por los
recordatorios y enseñanzas maravillosas que nos dejas en ella. Quiero ser un
adorador, no solo en espíritu, sino también en verdad, en todo lo que hago. Que
la gloria sea para ti, en Jesucristo, amén.
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