En la
Palabra
Lectura 2 Samuel 24, 1 Crónicas 21-22, Salmo
30
David mandó hacer un censo y auque Joab,
general del ejército, le reconvino de que eso sería un error, la palabra de
David prevaleció. Después de contar a un millón trecientos mil soldados, David
se arrepintió de haber hecho ese mal. El Señor le mandó juicio que podía ser
tres años de hambre, tres meses de ser perseguido por sus enemigos o 3 días de
peste en la tierra. David pidió que fueran tres días de plaga porque mejor era
caer en las manos de Dios que tiene misericordia, que en las manos de los
hombres. Murieron 70 mil hombres y David clamó a Dios diciendo que el era el
que había pecado no las ovejas. David fue a ofrecer sacrificios y compró un
terreno, el dueño del terreno se lo regalaba pero David dijo que no ofrecería a
Dios sacrificio que no le costara. Dios contestó al sacrifico de David con
fuego y David decidió que ahí construiría el templo para Dios.
David comenzó a juntar todos los materiales
para la construcción del templo, además le dijo a Salomón, su hijo, que el
sería quien construiría el templo porque Dios no le permitía a David ese honor
por haber derramado mucha sangre, pero a Salomón le daría paz. David dijo a
Salmón, “anímate, esfuérzate y manos a la obra.”
El Salmo 30 refleja la misericordia de Dios
aún cuando sufrió tres días de peste: “por un momento será su ira, pero su
favor dura toda la vida.” Después de sufrir terriblemente por su pecado y la
plaga de muerte, David pudo decir: “has cambiado mi lamento en baile…me ceñiste
de alegría me ceñiste de alegría. Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no
estaré callado. Jehová Dios mío, te alabaré para siempre.”
En la
Practica
David sufrió un juicio por hacer un censo del
pueblo. ¿Cuál fue el pecado de David? Algunos piensan que al hacer el censo
David quería medir su fuerza y gloriarse en ella. Esto desagradó a Dios porque
el Señor una y otra vez le había mostrado que Dios es el que salva. David lo
reconoció cuando peleó contra Goliat pero, ¡que fácil se olvidan las lecciones importantes!
Cuando el Señor nos da grandes triunfos, tengamos cuidado en no pensar que
vienen de nosotros. Es muy fácil querernos exaltar nosotros mismos.
En la sentencia que recibió del Señor David
escogió sufrir 3 días de plagas que 3 meses de ser perseguido. David sabía
podía experimentar la misericordia de Dios aún en medio de la disciplina.
Cuando somos reprendidos por Dios o cuando nos encontremos en pecado,
recordemos que es mejor acercaros al Señor que tratar de huir de El. La
misericordia de Dios es grande, pero dura cosa es caer en manos de un Dios
vivo.
Las palabras que David le dio a su hijo nos
pueden inspirar en este día: “anímate, esfuérzate y manos a la obra.” La tarea
que Dios tiene para ti no es sencilla, es una obra que va a glorificar su
Nombre, necesitas animarte y confiar en el Señor. El va a cumplir su propósito
en ti. Sigue adelante en tu caminar con el Señor y no te rindas. ¿Podrás llegar
al final de tu vida diciendo como Pablo: “He pelado la buena batalla, he
corrido la carrera, he guardado la fe”?
En Oración
Bendito Padre gracias por cada una de las
victorias que traes a mi vida. Es tan fácil caer en la vanidad y en la
soberbia. Señor, tu conoces mi corazón, líbrame de caer en el orgullo y perdóname
por todas aquellas veces que no te he dado la gloria a ti. Por Jesucristo, amén.
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