En la
Palabra
Lectura: 2 Samuel 11-12, 2 Crónicas 20
David, el hombre conforme al corazón de Dios,
en lugar de ir a la guerra se quedó en el palacio y miró a Betsabé bañándose,
la deseó y la tomó aunque ella era casada. Cuando se enteró de que estaba embarazada
le mandó decir a David. Para que no tuviera consecuencias, según él, mandó
llamar al marido de Betsabé, un hombre llamado Urias, cuando llego le pidió que
le diera informe de la batalla y después lo envió a su casa (para que estuviera
con su esposa y así pensara que el hijo que nacería era de el). Sin embargo,
Urias no quiso ir con su esposa. Al enterarse David al otro día, lo mandó
llamar. Urias dijo que si el ejército estaba en batalla el no podía ir a
acostarse con su esposa. David lo le dio a beber y lo emborrachó esa tarde pero
Urias no fue a su casa. Al siguiente día David lo mandó de regreso al campo de
batalla con un mensaje sellado para Joab. El mensaje era que dejaran a Urias
solo en la batalla para que lo mataran. Así fue, Urias murió. David entonces
tomó por mujer a Betsabé. Dios envió al profeta Natán a confrontar a David por
su pecado con una historia de un hombre pobre que tenía un cordero a quien
amaba. Un día llegó un visitante a casa de un hombre rico que tenía muchos
corderos, pero mandó matar el cordero del hombre pobre para darle de comer a su
invitado. David se enojó y dijo que ese hombre debía morir. Natán le dijo; “ese
hombre eres tú porque tomaste la mujer de tu siervo Urías.” David lloró y
reconoció su pecado, sin embargo, la consecuencia sería que la espada nunca se
apartaría de la casa de David. El hijo que nació también murió.
En la Práctica
Este es el capitulo más oscuro en la vida de
David. El camino a su caída comenzó cuando no fue a la guerra y se quedó de
ocioso en el palacio. Hay un dicho
que dice: “la ociosidad es la madre de todos los vicios.” El apóstol Pablo
manda a los creyentes en Tesalónica que amonesten a los ociosos. En 1 Timoteo
dice que las mujeres no deben estar ociosas para que no caigan en lazo del
diablo. La Palabra de Dios nos enseña que los cristianos estamos en una batalla
constante, no podemos bajar la guardia. Cuando bajas la guardia, cuando te
descuidas, cuando piensas que ya estás firme, entonces es cuando viene la caída.
¡Ten cuidado de ti mismo! También podemos aprender que las consecuencias del
pecado afectan grandemente a nuestra vida y la de los que nos rodean.
Tristemente en la casa de David se vivió incesto, asesinato, traición,
insurrección, engaño etc. ¡Cuántas personas y sus familias han sufrido
terriblemente por cometer adulterio, fornicación, por enriquecimiento ilícito,
alcoholismo, etc! El pecado, siempre alcanza. “No os engañéis; Dios no puede
ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gal.
6:7) ¿Qué estás sembrando para ti y tu familia? Lo que David hizo fue
desagradable a los ojos de Jehová. ¡Que frase tan vergonzosa para el hombre
conforme al corazón de Dios!
En Oración
Padre, dame sabiduría para andar en tus
caminos y para fortalecerme en ti y en el poder de tu fuerza estando siempre
preparado para resistir la tentación. Por Jesucristo amén
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