Tuesday, May 29, 2012

Encomienda a Jehová tu Camino


En la Palabra
Lectura: 1 Reyes 1-2; Salmo 37

David ya era muy anciano y su hijo Adonías se impuso como rey con el respaldo de Joab. Al enterarse el profeta Natán hizo que Betsabé, la madre de Salomón, entrara a hablar con David para darle la noticia de Adonías proclamándose rey y recordarle que él había prometido el trono a Salomón. David tomó a Salomón y lo hizo rey. El sacerdote Sadoc, el profeta Natán y Benanía hijo de Joiada,  por orden de David, llevaron a Salomón montado en la mula del rey a la ciudad de Gihón y ahí lo ungieron como rey.  Al enterarse Adonías tuvo temor y se tomó de los cuernos del altar (manera de pedir misericordia), Salomón lo perdonó y no lo mató.
Antes de morir, David dio los últimos consejos a su hijo Salomón y le exhortó a que guardara la Palabra de Dios y siguiera sus mandamientos, así Dios le prosperaría en todo lo que emprendiera. David también le instruyó acerca de algunos asuntos que quedaron pendientes por la rebelión de algunos en su reino, entre ellos, Joab, quien había derramado sangre inocente; Simei, quien lo maldijo cuando la rebelión de Absalón. Cuando David murió, Adonías pido a Betsabé (la reina madre) que intercediera por el ante Salomón y le pidió que se pudiera quedar con Abisag como mujer. Esto desagradó a Salomón porque lo vio como un acto de rebeldía y esta vez lo mandó matar. Igualmente hizo con Joab como justicia al derramamiento de la sangre inocente. A Simei le dio orden de no salir de Jerusalén bajo pena de muerte y este no hizo caso por lo que recibió las consecuencias a su desobediencia. A Abiatar lo desterró echándolo del sacerdocio y cumpliendo la Palabra que Dios le dio a Elí. Salomón afirmó su reino nombrando a Sadoc como sacerdote y a Benanía como jefe del ejército.
El Salmo 37 es ensalmo maravilloso y lleno de promesas, sobre todo cuando una persona quiere vivir agradando a Dios y observa que los impíos prosperan. Sin embargo el salmista habla del fin de ellos y nos dice a los cristianos que no nos impacientemos a causa de los malos ni tengamos envidia de los que prosperan haciendo iniquidad porque serán pronto cortados, mejor debemos hacer el bien y confiar en el Señor y él nos concederá las peticiones de nuestro corazón.
El Salmo 71 es un clamor pidiendo ayuda al Señor, el salmista se encuentra en aflicción porque se siente desfallecer, en su clamor confiesa que Dios le ha sustentado aunque muchos piensen que Dios le ha desamparado. Sin embargo el publicará la justicia de Dios y seguirá confiando en Dios que le ha sacado de muchas angustias y males.
El Salmo 94 es un salmo que pide al Señor hacer justicia reconociendo que Dios que ha hecho la vista ha visto las obras de los injustos.

En la Práctica
Los pasajes en el libro de los Reyes nos deja ver la importancia maravillosa de David al dar los últimos consejos a su hijo Salomón. ¿Quién está aconsejando a tus hijos? Dios nos ha dado la responsabilidad a los padres de instruir a nuestros hijos en sus caminos. Aprvecha cada oportunidad que tengas para enseñarles de Dios a tus hijos, muestrales lo que Dios ha hecho en tu vida, se un testimonio vivo de las grandezas de Dios. Otra enseñanza importante que aprendemos en estos pasajes es acerca de la justicia y la paga del pecado. El pecado siempre alcanza. Simei,  que maldijo a David cuando la rebelión de Absalón, Abiatar (descendiente de Elí), Adonías, que se auto-proclamó rey y aún Joab que muchos años antes había matado a hombres inocentes, todos estos recibieron el pago de su maldad. El Salmo 37 es un recordatorio, el malo, el que prospera haciendo lo malo siempre cosechará lo que sembró. El justo de igual manera, aunque el camino parezca mas largo, recibirá bendición de Dios (vuelve a leer el Salmo 37).
Para ti que te sientes triste, o la persona que se siente deprimida; el Señor te manda el Salmo 71:

19…Tú has hecho grandes cosas;
Oh Dios, ¿quién como tú?

20 Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males,
Volverás a darme vida,
Y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra.

21 Aumentarás mi grandeza,
Y volverás a consolarme.

22 Asimismo yo te alabaré con instrumento de salterio,
Oh Dios mío; tu verdad cantaré a ti en el arpa,
Oh Santo de Israel.


En Oración
Que puedo decir ante tu grandeza y tus maraillas. Solo puedo repetir lo que el Salmista: ¡Tu me has hecho volver de muchas angustias y males ; y volverás a darme vida.” Gracias Señor que puedo confiar en ti, aunque parezca lento el avance, tu bendición se derrama día a día y pronto veré tu promesa. Por Jesucristo, amén.

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