En la
Palabra
Lectura: 1 Reyes 1-2; Salmo 37
David ya era muy anciano y su hijo Adonías se
impuso como rey con el respaldo de Joab. Al enterarse el profeta Natán hizo que
Betsabé, la madre de Salomón, entrara a hablar con David para darle la noticia
de Adonías proclamándose rey y recordarle que él había prometido el trono a
Salomón. David tomó a Salomón y lo hizo rey. El sacerdote Sadoc, el profeta Natán y
Benanía hijo de Joiada, por orden
de David, llevaron a Salomón montado en la mula del rey a la ciudad de Gihón y
ahí lo ungieron como rey. Al
enterarse Adonías tuvo temor y se tomó de los cuernos del altar (manera de
pedir misericordia), Salomón lo perdonó y no lo mató.
Antes de morir, David dio los últimos
consejos a su hijo Salomón y le exhortó a que guardara la Palabra de Dios y
siguiera sus mandamientos, así Dios le prosperaría en todo lo que emprendiera.
David también le instruyó acerca de algunos asuntos que quedaron pendientes por
la rebelión de algunos en su reino, entre ellos, Joab, quien había derramado
sangre inocente; Simei, quien lo maldijo cuando la rebelión de Absalón. Cuando
David murió, Adonías pido a Betsabé (la reina madre) que intercediera por el
ante Salomón y le pidió que se pudiera quedar con Abisag como mujer. Esto
desagradó a Salomón porque lo vio como un acto de rebeldía y esta vez lo mandó
matar. Igualmente hizo con Joab como justicia al derramamiento de la sangre
inocente. A Simei le dio orden de no salir de Jerusalén bajo pena de muerte y
este no hizo caso por lo que recibió las consecuencias a su desobediencia. A
Abiatar lo desterró echándolo del sacerdocio y cumpliendo la Palabra que Dios
le dio a Elí. Salomón afirmó su reino nombrando a Sadoc como sacerdote y a
Benanía como jefe del ejército.
El Salmo 37 es ensalmo maravilloso y lleno de
promesas, sobre todo cuando una persona quiere vivir agradando a Dios y observa
que los impíos prosperan. Sin embargo el salmista habla del fin de ellos y nos
dice a los cristianos que no nos impacientemos a causa de los malos ni tengamos
envidia de los que prosperan haciendo iniquidad porque serán pronto cortados,
mejor debemos hacer el bien y confiar en el Señor y él nos concederá las
peticiones de nuestro corazón.
El Salmo 71 es un clamor pidiendo ayuda al Señor,
el salmista se encuentra en aflicción porque se siente desfallecer, en su
clamor confiesa que Dios le ha sustentado aunque muchos piensen que Dios le ha
desamparado. Sin embargo el publicará la justicia de Dios y seguirá confiando
en Dios que le ha sacado de muchas angustias y males.
El Salmo 94 es un salmo que pide al Señor
hacer justicia reconociendo que Dios que ha hecho la vista ha visto las obras
de los injustos.
En la Práctica
Los pasajes en el libro de los Reyes nos deja
ver la importancia maravillosa de David al dar los últimos consejos a su hijo
Salomón. ¿Quién está aconsejando a tus hijos? Dios nos ha dado la
responsabilidad a los padres de instruir a nuestros hijos en sus caminos.
Aprvecha cada oportunidad que tengas para enseñarles de Dios a tus hijos,
muestrales lo que Dios ha hecho en tu vida, se un testimonio vivo de las
grandezas de Dios. Otra enseñanza importante que aprendemos en estos pasajes es
acerca de la justicia y la paga del pecado. El pecado siempre alcanza.
Simei, que maldijo a David cuando
la rebelión de Absalón, Abiatar (descendiente de Elí), Adonías, que se
auto-proclamó rey y aún Joab que muchos años antes había matado a hombres
inocentes, todos estos recibieron el pago de su maldad. El Salmo 37 es un
recordatorio, el malo, el que prospera haciendo lo malo siempre cosechará
lo que sembró. El justo de igual manera, aunque el camino parezca mas largo,
recibirá bendición de Dios (vuelve a leer el Salmo 37).
Para ti que te sientes triste, o la persona
que se siente deprimida; el Señor te manda el Salmo 71:
19…Tú
has hecho grandes cosas;
Oh
Dios, ¿quién como tú?
20 Tú,
que me has hecho ver muchas angustias y males,
Volverás
a darme vida,
Y de
nuevo me levantarás de los abismos de la tierra.
21
Aumentarás mi grandeza,
Y
volverás a consolarme.
22
Asimismo yo te alabaré con instrumento de salterio,
Oh
Dios mío; tu verdad cantaré a ti en el arpa,
Oh
Santo de Israel.
En Oración
Que puedo decir ante tu grandeza y tus
maraillas. Solo puedo repetir lo que el Salmista: ¡Tu me has hecho volver de
muchas angustias y males ; y volverás a darme vida.” Gracias Señor que puedo
confiar en ti, aunque parezca lento el avance, tu bendición se derrama día a día
y pronto veré tu promesa. Por Jesucristo, amén.
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