En la
Palabra
Lectura: 2 Crónicas 1, Salmo 72
La lectura de este día es relativamente corta
y 2 Crónicas 1 repite 1 Reyes 3. Los dos libros de Crónicas originalmente era
uno solo pero después que se tradujo al Griego (Septuaginta, abreviada LXX) se
dividió en dos libros. Los libros de Crónicas contienen algunos relatos que
complementan los libros de Samuel y de Reyes, sin embargo, el énfasis de estos
libros está en las genealogías (como lo vimos en los primeros capítulos de 1
Crónicas) para legitimizar la autoridad levítica y sacerdotal.
El Salmo 72 como dice el ultimo verso (20)
son las últimas palabras de David. Aparentemente éste es el último salmo que
escribe David antes de morir. David ya había puesto a Salomón como rey por lo
que el Salmo comienza con una oración por Salomón (el hijo del rey), pero por
lo que se dice en el resto del salmo, podemos darnos cuenta que está hablando
del reino del Hijo de David, es decir, de Jesucristo. Cuando leemos este salmo
debemos hacerlo con los ojos puestos en Cristo para adorarle y decir como el
salmista: “Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel, el único que hace
maravillas. Bendito su nombre glorioso para siempre, y toda la tierra sea llena
de su gloria. Amén y Amén” (v.18-19).
En la
Práctica
El Señor Jesús, el Hijo de David, es digno de
adorar. Una de las cosas que David habla en este Salmo inspirado por el
Espíritu Santo acerca del Mesías es que en él salvará a los hijos de los
menesterosos (v.4). La Nueva Versión Internacional dice: “Salvara a los
necesitados.” Gracias a Dios porque aunque no me había dado cuenta de mi
necesidad de Dios, de mi necesidad de perdón de pecados, de mi necesidad de
propósito en la vida, el Señor tuvo misericordia de mi y un día el Hijo de
David, el Señor Jesucristo pasó junto a mi y me dijo: “sígueme;” El perdonó todos mis pecados y me hizo
una nueva persona. ¡Como no voy a poder decir como David; “que viva el rey por
mil generaciones…que le sirvan todas las naciones”! El Señor es misericordioso y David dice que el Rey “librará
al indigente que pide auxilio, y al pobre que no tiene quien lo ayude. Se
compadecerá del desvalido y del necesitado, y a los menesterosos les salvará la
vida. ¡Que viva el rey… que todos los días se le bendiga!”
En Oración
Señor te bendigo en este día y
cada día de mi vida. Gracias por tu salvación, gracias por librarme del pecado
y darme una nueva vida. Como David digo; ¡Que viva el Rey y que tu Nombre sea
bendito por siempre…tu eres el único que hace maravillas! Jesucristo es el Rey
y Señor, amén.