Un Rostro Resplandeciente

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En la Palabra

Lectura: Éxodo 33-35

Dios da la orden para que Moisés lleve al pueblo a la Tierra Prometida y le promete que echarán de ella a sus habitantes, pero hay un gran problema; Dios no iría con ellos por ser un pueblo terco. Al escuchar esta noticia el pueblo se entristeció. Moisés le dijo a Dios que si su presencia no iba con ellos, que Moisés no iría a ningún lado. Esta fue la manera en que Moisés adoró a Dios y pidió la presencia de Dios con ellos:

Y dijo: Si ahora, Señor, he hallado gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por tu heredad. (34:9)

Dios pidió a Moisés que subiera al monte e hiciera unas tablas de piedra como las que había hecho. Después de 40 días, al bajar del monte, el rostro de Moisés resplandecía al grado que lo tenía que cubrir con un velo.

Cuando Moisés instaló el Tabernáculo, la presencia del Señor se manifestaba en una nube. Al ver el pueblo la nube a la puerta del santuario, adoraban a Dios.

En la Práctica

Cuando hay necedad en la vida de una persona, ésta no puede experimentar a Dios. Esta es una gran enseñanza, no podemos experimentar la presencia plena de Dios en nuestra vida, si no estamos dispuestos a dejarnos moldear por el Señor. ¿Quién tiene el plan de tu vida? Si tu tienes el plan de tu vida, no podrás experimentar a Dios.  Moisés intercedió por el pueblo asi como Jesucristo intercede por nosotros, Dios no va a abandonar su obra, pero nuestra necedad la puede retrasar.

Experimentar la presencia de Dios en nuestra vida resulta en una manifestación visible, aún en el rostro. Tu puedes ver el dolor escrito en el rostro de las personas, puedes ver el sufrimiento o puedes ver la alegría, la paz y la seguridad. Si estás en obediencia a Dios, tu rostro resplandecerá para la gloria de Dios. Nuestra vida es como una carta abiertas que las personas a nuestro alrededor pueden leer. ¿Qué están leyendo los que te rodean?

En Oración

Señor ayúdame a tener la confianza suficiente para dejar que tu hagas los planes para mi vida y a ser obediente a ellos. Como pedía el apóstol Pablo para la iglesia de Efeso, abre los ojos de mi entendimiento; por Cristo te lo pido.