Monday, February 20, 2012

Lo Supremo o las Sobras


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Para ver las predicas del pastor Alex: http://apexbaptist.org/#/en-espaol/videos

En la Palabra
Lectura: Levítico 22-23

Jehová habló a Moisés para establecer los requerimientos de los sacerdotes para participar de las ofrendas ofrecidas a Jehová. Nadie fuera de los sacerdotes o los que vivían en su casa podían comer de lo que había sido ofrecido a Dios en sacrificio. Las hijas casadas no podían comer de lo del sacerdote. Los esclavos comprados podían comer de la porción del sacerdote. Si alguien comía de ello que no fuera autorizado por Dios, profanaba el nombre de Jehová y era cortado del pueblo.
Dios no solo establece las condiciones para que los sacerdotes y los de su casa pudieran comer de los sacrificios ofrecidos a Jehová, sino que además establece los requisito para ofrecer sacrificio a Jehová.
“Ninguna cosa en que haya defecto ofreceréis, porque no será acepto por vosotros…Y no profanéis mi santo nombre, para que yo sea santificado en medio de los hijos de Israel. Yo Jehová que os santifico, (22:20,32)

En el capítulo 23 el Señor ordena las fiestas que deben celebrarse anualmente, la pascua y panes sin levadura, las fiesta de los primeros frutos y la cosecha (Pentecostés), las fiesta de las trompetas y los tabernáculos. 

En la Practica
Dios eligió a la tribu de Leví y específicamente a los descendientes de Aarón para ser los sacerdotes del pueblo.  Las ofrendas que el pueblo ofrecía a Dios debían ser perfectas, no se podía ofrecer los animales enfermos o dañados, debía de ser lo mejor.  Así como los sacerdotes tenían que cumplir con lo establecido por Dios para presentar ofrendas , igualmente el pueblo debía ofrecer lo mejor al Señor.
Esto habla tremendamente a nosotros; aunque la salvación no es por hacer lo mejor sino únicamente por la fe en Jesucristo, como cristianos tenemos la responsabilidad moral y espiritual de ofrecerle lo mejor al Señor. Creo que tenemos que hacer conciencia y darnos cuenta que no hemos aprendido a darle a Dios lo mejor sino únicamente las sobras. Le ofrecemos las sobras de nuestro tiempo; “si tengo tiempo hago mi devocional…”; “si  me sobra algo de dinero, se lo doy al Señor”; “si no tengo otra cosa que hacer voy a la iglesia…”  Esta fue la sentencia que Dios dio al pueblo de Israel a través del profeta Malaquías, después hubo 400 años de silencio hasta que llegó Juan el Bautista predicando la llegada de Jesucristo:
6 El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?  7 En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable. 8 Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos. (Malaquías 1:6-8)

En Oración
Señor confieso que no te he ofrecido lo mejor, tu Espíritu Santo trae convicción a mi vida. Gracias por hablarme y por producir en mi el querer como el hacer. Tu eres fiel y no vas a desamparar la obra de tus manos por Jesucristo, Amén.


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