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En la Palabra
Lectura: Levítico 11-13
Dios le da a Moisés una serie de leyes que tienen que ver con la comida, los alimentos que pueden comer porque Dios los considera limpios y aquellos que no debían comer porque Dios los considera impuros.
No hagáis abominables vuestras personas con ningún animal que se arrastra, ni os contaminéis con ellos, ni seáis inmundos por ellos. Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo; así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra. (11:43-44)
Igualmente, el Señor establece leyes acerca de la purificación de la mujer después del parto; cuándo era considerada impura y cuándo se consideraba purificada. Igualmente Dios establece las meticulosas leyes sobre la lepra y lo que el sacerdote debía hacer para evaluar a una persona para declararla impura o pura. No solo la persona sino aún los vestidos podían declararse inmundos.
En la Práctica
Al leer estos capítulos del libro de Levítico nos damos cuenta de un sinnúmero de reglas, todas ellas detalladas que Dios da a Moisés con un solo objetivo en mente; que la gente distinguiera entre lo santo y lo impuro. La razón; Dios quería que el pueblo supiera que El demanda de todas las personas santidad. Porque yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo soy santo. (11:45)
Hay tres tipos de leyes; las leyes de los sacrificios (ceremoniales), las leyes civiles y las leyes morales. Jesucristo con su muerte en la cruz terminó con la ley de los sacrificios, sin embargo algunas leyes civiles siguen vigentes y la ley moral de Dios (los Diez Mandamientos) es eterna, esa no cambia.
La importancia para cada uno de nosotros es que aunque estas leyes de los alimentos, o leyes después del parto e inclusive de lepra, que son leyes ceremoniales, ya no están vigentes, las ley moral de Dios continúa vigente. Dios espera de sus hijos que seamos santos porque el es santo. Santo quiere decir apartado, separada; a veces podemos entender mejor el concepto con la palabra consagrado. Dios nos ha consagrado para El, nos ha separado para El.
El apóstol Pedro escribe:
como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. (1 Perdo 1:14-16)
En Oración
Padre Celestial, muchas gracias que aunque he pecado contra tí, Señor tu me has limpiado de mi impureza pormedio del sacrificio de Jesucristo y me has santificado, me has consagrado para ti. Quiero vivir de esta maner para la gloria de tu nombre. Por Jesucristo, amen.
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