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En la Palabra
Lectura: Números 3-4
Dios le pide a Moisés hacer un conteo (censo) de la tribu de Leví a quien el Señor escogió para las labores sacerdotales. Los que serían contados debían ser mayores de 30 años.
“Haz que se acerque la tribu de Leví, y hazla estar delante del sacerdote Aarón, para que le sirvan, y desempeñen el encargo de él, y el encargo de toda la congregación delante del tabernáculo de reunión para servir en el ministerio del tabernáculo; (3:6-7)Así mismo Dios estableció las posiciones donde cada uno de los clanes Levitas acamparía. Leví tenía tres clanes, Gersón, Coat y Merari. Aaron y Moisés acamparían frente a la puerta del atrio del Tabernáculo, es decir al Este. Gersón acamparía a espaldas del Tabernáculo, al Occidente y estarían a cargo de la tienda y su cubierta, la cortina de la puerta del tabernáculo. Coat acamparía al lado sur del Tabernáculo y ellos estarían a cargo del arca, la mesa, el candelero, los altares, los utensilios del santuario y el velo con todo su servicio. Finamente Merari acamparía al lado Norte del tabernáculo y estaría a cargo la custodia de las tablas del tabernáculo, sus barras, sus columnas, sus basas y todos sus enseres. La cuenta de Levitas por clanes fue: Coat 2,650; Gersón 2,630 y Merari 3,200; el total de Levitas mayores a 30 años aptos para el servicio del tabernáculo fue de 8,580.
En la Práctica
La tribu de Leví recibió el llamado especial para ser sacerdotes y poder acercarse a la habitación de Dios y levantar el tabernáculo. Esto tiene un gran significado para los creyentes en el Nuevo Testamento. El apóstol Pedro dice que ahora nosotros somos una casa espiritual y un sacerdocio santo, llamados a ofrecer sacrificios espirituales a Dios. En el libro de Apocalipsis, el apóstol Juan dice que Jesucristo nos amó y con sus sangre nos limpió y nos hizo un reino de sacerdotes y gente santa (Apo. 1:6) Igualmente en la su visión de la adoración celestial los 24 ancianos (que representan a los redimidos) se postraban ante el Cordero “y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” (Apo.5:9-10).
¡Que privilegio tenemos como sacerdotes! No fuimos redimidos con sangre de becerros ni machos cabríos sino con la misma sangre de Jesucristo. Y su sangre no solo cubre el pecado sino que quita el pecado. Ahora podemos ministrar a Dios en el Lugar Santísimo, ante su presencia. Como dice el autor de Hebreos, acerquémonos confiadamente ante el trono de gracia.
En Oración
Gracia Señor por hacerme un sacerdote para ofrecerte sacrificios espirituales en tu misma presencia. Quiero presentarme delante de ti cada día y gozad de la relación que puedo tener con Dios por medio de Cristo. Así sea
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