En la Palabra
Lectura: Oseas 8 - 14
En el capítulo cinco, Oseas menciona dos lugares que en la historia de
Israel hablaban de grandes victorias pero que ahora llegaron a ser un símbolo
de corrupción. Mizpa en el territorio de Benjamin. El arca del pacto fue
capturada por los Filisteos. Los sacerdotes Ofni y Finees hijos de Elí tomaban
ilícitamente de los sacrificios y cometían inmoralidad en el santuario. El
pueblo salió a una batalla contra los filisteos y estos sacerdotes llevaron el
arca a la batalla sin consultar a Dios la cual fue capturada y Ofni y Finees
murieron. Dios hizo maravillas y los filisteos tuvieron que regresar el arca a
Israel. Samuel llamó al pueblo a Mizpa y ahí confesaron su pecado. El segundo
lugar es Tabor. En medio de la conquista de la tierra prometida, Dios llamó a
Barac a levantarse y pelear contra Sisara en Tabor. Deborah, a quien Dios
levantó como juez en Israel tuvo que llamar a Barac y preguntarle: “¿no te
mandó Dios juntar gente para combatir a Sísara, capitán del ejército de Jabín?”
a lo cual este hombre respondió: “si novas conmigo no iré.” El líder que Dios
llamó simplemente descuidó, ignoró, desobedeció la Palabra de Dios.
En varios pasajes en el libro de Oseas, Dios describe el castigo que
recibiría el pueblo infiel. Hay que
entender que el castigo es por amor y es para corrección, no para
destrucción. La infidelidad de Israel es
tal, que lo único que puede esperar es el castigo. El Señor emplea la imagen de
un vigía tocando la trompeta cuando hay peligro y un águila volando sobre su
presa a punto de destruirla. (8:1) En 8:13 dice: “…ahora se acordará de su
iniquidad, y castigará su pecado…” El juicio es porque pusieron sus propios
reyes sin consultar a Dios, se hicieron un becerro de oro para adorarlo, se
olvidaron de su Hacedor. Los profetas se corrompieron y llegaron a lo mas bajo.
Finalmente el Señor manda a Israel que se vuelvan a él. Lo triste es que no se
volvieron y tal como lo anunció fueron invadidos y destruidos por los asirios.
En la Práctica
Este pasaje nos anima a no descuidar la presencia de Dios en nuestra
vida como lo hicieron los hijos de Elí, Ofni y Finees. Es vital en nuestra vida
cristiana mantener nuestro altar devocional personal y el de nuestra familia. Tal
vez como persona, como padre, como sacerdote has descuidado la presencia de
Dios en tu vida personal, en tu hogar. No ingnores la Palabra de Dios como lo
hizo Barac. Después de recibir la orden del Señor de pelear contra Sísara, la
ignoró. Dios nos llama a volvernos a él: “vuélvete a tu Dios; guarda misericordia
y juicio, y en tu Dios confía siempre” (12:6). Dios nos invita a que este día
tomemos la decisión de restaurar el altar de adoración en nuestra vida, de
volvernos a El de todo corazón.
En Oración
Señor, muchas gracias por tu amor, porque con cuerdas de amor me has
llamado. Tu propósito se cumplirá en mi vida. Quiero estar cerca de ti, por
Jesucristo, amén.
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