En la Palabra
Lectura: Isaías 23 – 27
En el día del juicio, dice Isaías, que el Señor arrasará y devastará la
tierra. Varias veces en el capítulo veinticuatro se menciona dice que la tierra
será “vaciada y desnudada” (v.1), “enteramente vaciada y completamente saqueada”
(v.3), enferma (v.4), contaminada por sus moradores, es decir que se corrompió
moralmente (v.5), maldita (v.6). Por la devastación de la tierra la gente querrá
huir pero solo encontraran destrucción. Hay un contraste, sin embargo, en los
capítulos veinticinco y veintiséis donde hay un canto de alabanza reconociendo
a Jehová como su Dios y la justicia de Dios al juzgar la maldad. En un cántico
de alabanza Isaías escribe:
2 Abrid
las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades. 3 Tú guardarás
en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha
confiado. 4 Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la
fortaleza de los siglos. 5 Porque derribó a los que moraban en lugar sublime;
humilló a la ciudad exaltada, la humilló hasta la tierra, la derribó hasta el
polvo…9 Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el
espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos
en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.
En la Práctica
Estos capítulos aunque contienen juicio contra Tiro y la devastación de la
tierra; también encontramos cantos de alabanza al Señor. Quien ha experimentado
el perdón y la misericordia de Dios puede, como Isaías, irrumpir en alabanza. Cómo
no decir: con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu
dentro de mi, madrugaré a buscarte…” El amor es tal vez el motivador más grande
del ser humano. Es por amor que Dios envió a su Hijo Jesucristo a morir por
nuestros pecados y darnos vida. Es por amor y no por temor al juicio que cada
uno podemos entregarnos en gratitud y adoración a Dios. Es por amor que el hijo
de Dios anhela buscarle cada día de su vida. La experiencia del salmista en el
Salmo 63 es similar a lo que dice Isaías:
1 Dios, Dios mío eres tú;
De
madrugada te buscaré;
Mi alma
tiene sed de ti, mi carne te anhela,
En
tierra seca y árida donde no hay aguas,
2 Para ver tu poder y tu gloria,
Así como te he mirado en el santuario.
3 Porque mejor es tu misericordia que la vida;
Mis labios te alabarán.
4 Así te bendeciré en mi vida;
En tu nombre alzaré mis manos.
¿Cómo está tu anhelo por Dios?
En Oración
Padre, quiero anhelar tu presencia cada día de mi vida. Te agradezco por tu
amor que me ha rescatado por Jesucristo, amén.
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