En la
Palabra
Lectura: Isaías 5 – 9
El Señor reprende al pueblo de Judá por medio
del profeta Isaías. En la parábola de la viña habla de lo que Dios planto la
viña y la cuidó y esperaba recibir uvas y en cambio recibió uvas amargas. El
pueblo se dedicó a juntar riquezas, a bailar, hacer fiesta, a beber vino y se
olvidaron de la Palabra de Dios; “porque desecharon la ley de Jehová de los
ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel” (5:24). El juicio que
pronuncia el Señor es que serían destruidos. El capítulo 6 describe el llamado
de Isaías a profetizar. Jerusalén
fue amenazado por una confederación de los Sirios, los de Efraín e Israel; Jehová
habló por medio del Isaías para decirle que no tuviera temor. En el capítulo
7:14 Dios hace la promesa de una señal, el nacimiento de Emmanuel de la virgen.
En la Práctica
¿Tu crees que Dios te ha llamado con un propósito?
¡Claro! Dios tiene un propósito para cada uno de los que adopta como hijos
suyos. Así como el Señor llamó a Isaías y limpió su pecado para enviarlo como
profeta; así Jehová ha limpiado nuestros pecados con la sangre de su Jesucristo
para llevar el mensaje de salvación a este mundo que está perdido siguiendo las
riquezas como si fueran dios, andando en fiestas y bebiendo vino. El juicio se
acerca; pero Dios nos ha hecho sus embajadores para proclamar al mundo reconciliación.
Si no estamos cumpliendo el propósito de Dios somos como la viña que el Señor
plantó para que diera uvas y dio uvas silvestres. Jesucristo nos ha puesto para
dar fruto y que nuestro fruto permanezca.
Esta es una palabra de exhortación para
nosotros, para que cumplamos nuestro llamado como testigos de Cristo y
embajadores de Dios.
En Oración
Señor, tienes un propósito para mi vida; me
has llamado para ser tu hijo y me has puesto para dar fruto. No quiero ser como
una viña que da fruto amargo. Confieso mi necesidad de ti cada día y te pido
que puede ser el testigo y el embajador para proclamar tu mensaje de salvación.
Por Jesucristo, amén.
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