En la Palabra
Lectura: 2 Reyes 18, 2 Crónicas 29-31, Salmo 48
Samaria, la capital del reino del norte, cayó ante los asirios y después
estos fueron a intimidar a Jerusalén ensoberbeciéndose diciendo que nadie había
podido librar a las otras naciones del poder de la mano del rey de Asiria. Pero
en Judá comenzó a reinar Ezequías de quien se dice que no hubo un rey como el
ni antes ni después. Ezequías trajo grandes reformas espirituales a Judá, aun
llamó al pueblo a celebrar la pascua, restauró el sacerdocio y la adoración a
Dios,
En la Práctica
El rey Ezequías es un ejemplo para cada uno de nosotros porque en medio de un pueblo que se había alejando de
Dios, que había adquirido costumbres paganas, Ezequías se levantó como el líder
espiritual de la nación y llevó al pueblo a acercarse a Dios. Motivó a los
levitas y a los sacerdotes a ejercer el sacerdocio de acuerdo a lo establecido
por Dios en la ley de Moisés. Restauró también la pascua e invitó al remanente
de las tribus de Israel que vinieran a Jerusalén a celebrarla. ¿Cuál fue el
resultado? Algunos de Israel fueron a Jerusalén pero la mayoría se burlaron de
Ezequías. ¿Qué nos enseña esto a nosotros? Al igual que Ezequías, vivimos en
medio de una iglesia tibia (obviamente no todas) pero hay “cristianos” que han
creado su cristianismo muy “light” donde no hay un compromiso con Dios, donde
no se cumple lo que dice Pablo en Gálatas: “con Cristo estoy juntamente
crucificado y ya no vivo yo, mas Cristo vive en mi.” Son creyentes que aun se
burlan de los que quieren vivir de acuerdo a la entrega y santidad que el Señor
demanda. Así como Ezequías, traigamos reformas espirituales a nuestra propia
vida, restauremos nuestro altar personal de devoción a Dios e invitemos a
nuestra familia, iglesia y vecinos a la comunión con Dios. Que el Señor nos de
gracia sí como a Ezequías: 12 En Judá
también estuvo la mano de Dios para darles un solo corazón para cumplir el
mensaje del rey y de los príncipes, conforme a la palabra de Jehová. (2
Cr.29:12)
En Oración
Padre, eres digno de toda adoración y consagración de mi vida a ti. Confieso
mi necesidad de ti cada día porque constantemente quiero vivir mi vida a mi
manera. Llename de tu Espíritu y sabiduría para vivir en comunión contigo y que
pueda inspirar a otros a vivir cerca de ti, por Jesucristo, así sea.
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