En la Palabra
Lectura: Romanos 1 – 3
En la carta a los Romanos Pablo expresa su deseo de visitar la iglesia en esa ciudad. El quiere ir para compartir algún
don espiritual, confirmarlos (1:11) pero sobre todo quería ir a compartir el
evangelio que es poder de Dios para salvación a todos. Pablo no se avergonzaba
del evangelio porque en él se revela la justicia de Dios para salvación por
medio de la fe. Pablo presenta la condición del hombre, idolatría, inmoralidad,
necedad, rebeldes y con un razonamiento envanecido y un corazón entenebrecido.
La dureza y la falta de arrepentimiento lo único que hacen a una persona es
atesorar para la persona ira para el día del juicio. Pablo expresa un principio
cardinal en la doctrina cristiana; “por cuanto todos pecaron, están destituidos
de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia mediante la
redención que es en Cristo Jesús a quien Dios puso como sacrificio mediante la
fe en su sangre…” (3:23-25)
En la Práctica
Pablo estaba a punto de terminar su tercer viaje misionero. Había planeado con los Macedonios el arreglo
de la recolecta de la ofrenda para llevar de regreso a Jerusalén. Parece también que había solucionado sus
diferencias con la iglesia de
Corinto. Ahora planeaba visitar Roma y escribió
esta cara para preparar su visita. Roma
no era una iglesia que Pablo estableció.
La carta trata de una manera general con muchos temas; desde el medio de
salvación, la naturaleza de la vida cristiana, el lugar de los judíos y los
gentiles en la historia de la salvación y otros. Se le ha llegado a considerar un “compendio
de la doctrina cristiana.” Sin embargo,
hay muchos otros temas fundamentales de la doctrina cristiana que no están
presentes en la carta como escatología, y cristología.
En estos capítulos que contienen una gran riqueza doctrinal, quiero enfocarme
en dos aspectos: Primero, Pablo no se avergonzaba del evangelio porque es poder
de Dios para salvación. Pablo entendía que no hay otro medio de Salvación y que
las personas sin Cristo estaban condenadas eternamente. Al igual que Jesús, quien
dio su vida en rescate por muchos, Pablo no estimaba su vida preciosa para si
mismo; sino que se entregó por completo a la voluntad de Dios y a cumplir el
llamado del Señor (Hch.20:24). La aplicación para mi vida es un reto; me
preguntó; ¿cuántas veces me he avergonzado del evangelio? Si no lo he
compartido cuando tengo la oportunidad es porque me he avergonzado de el. ¿Qué espero
para cumplir con la comisión que Jesucristo me ha dado, y no solo a mi, sino a
todos los que creemos en él? En segundo lugar: Pablo es bien claro acerca de la
condición del ser humano sin Cristo, está condenado, está en rebeldía, tienen
el razonamiento envanecido (es decir, su vida está vacía) y el corazón
entenebrecido. Todos hemos pecado y estamos alejados, destituidos de la gloria
de Dios; pero podemos ser justificados gratuitamente por la fe en su
sacrificio. Esto es el evangelio, las buenas noticias, aunque somos enemigos de
Dios por el pecado en nuestra vida, Jesús por su sacrificio nos justifica, es
decir, el pagó el castigo que merecíamos y nos limpia de todo pecado. ¿Puedes
tomar una nueva resolución de compartir el evangelio?
En Oración
Señor gracias por el perdón que me ofreces en Jesucristo, y gracias por
el llamado que me haces para que otros conozcan de tu amor y tu perdón en
Jesucristo. No quiero avergonzarme del evangelio sino aprovechar cada
oportunidad para compartir tu amor y perdón; por Jesucristo, amén.
No comments:
Post a Comment