Thursday, December 13, 2012

La Soberanía de Dios



En la Palabra
Lectura: Romanos 8 – 10

Pablo alienta a los creyentes a vivir en el Espíritu porque como hijos de Dios somos guiados por el Espíritu. El Espíritu anhela las cosas de Dios, por lo cual Pablo exhorta a que por el Espíritu hagamos morir las obras de la carne. En este capítulo comienza a hablar de una de las doctrinas que ha causado controversia en la historia post-reforma de la iglesia, la predestinación. “Porque a los que antes conoció, también los predestino para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo… Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó a estos también glorificó” (8:30). A estos, Pablo escribe palabras que dan una tremenda seguridad: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios?…Antes en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” En el capítulo 9 amplía esta enseñanza donde habla de la soberanía de Dios en la elección con varios ejemplos; el de Jacob y Esaú: “a Jacob amé, mas a Esaú aborrecí. ¿Qué pues, diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera.” (9:13). El siguiente ejemplo es con Faraón de quien dice que endureció su corazón para mostrar su poder: “de manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece” (9:18). Sin embargo, en el capitulo 10, no enfatiza tanto la predestinación y elección sino la decisión de cada persona: “…mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que profetizamos; que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (10:8-9).  Y después Pablo exhorta a llevar el mensaje diciendo que la gente no podrá creer si no hay quien les predique.

En la Práctica
El tema de la elección o predestinación solo se puede entender por la soberanía de Dios. Pablo lo trata de explicar con los ejemplos de Jacob y Esaú, así como también el ejemplo de Faraón; “tendré misericordia de quien yo tenga misericordia, y me compadeceré del yo me compadezca. Así que no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.” Pablo adelantándose a lo que los lectores juzguen de injusto a Dios, les recuerda que Dios es soberano y pregunta: “… ¿quién eres tu para que alterques con Dios?
Creo que es muy importante para no malentender este pasaje que, a mi parecer, Pablo quiere que el pueblo judío entienda que aunque ellos fueron escogidos en la soberanía de Dios, ahora, también por la soberanía de Dios, el Señor está llamando a lo Gentiles, que no eran pueblo (9:25), por ello al entrar al capítulo 10, el tema de la soberanía y la predestinación parecen cambiar al de “libre albedrío” argumentando que “todo aquel que creyere en el Señor no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo.” El Señor Jesús dejó clara la comisión para los creyentes, de ir y hacer discípulos en todas las naciones…” Nuestra responsabilidad es compartir el evangelio, y Dios salvará a aquellos que creen. Una vez un maestro de la Palabra y teólogo dijo: “entre mas puertas toco para compartir el evangelio, más predestinados encuentro…” ¿Estamos compartiendo el evangelio?

En Oración
Señor, que maravillosa es tu Palabra. Gracias por tu soberanía, gracias por tu amor y gracias por la salvación que nos ofreces en Jesucristo a todo aquel que cree. Bendito ere, en el nombre de Jesús, amén.

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