En la Palabra
Lectura: Romanos 8 – 10
Pablo alienta a los creyentes a vivir en el Espíritu porque como hijos
de Dios somos guiados por el Espíritu. El Espíritu anhela las cosas de Dios,
por lo cual Pablo exhorta a que por el Espíritu hagamos morir las obras de la
carne. En este capítulo comienza a hablar de una de las doctrinas que ha
causado controversia en la historia post-reforma de la iglesia,
la predestinación. “Porque a los que antes conoció, también los predestino para
que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo… Y a los que predestinó, a éstos
también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que
justificó a estos también glorificó” (8:30). A estos, Pablo escribe palabras
que dan una tremenda seguridad: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios?…Antes
en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.”
En el capítulo 9 amplía esta enseñanza donde habla de la soberanía de Dios en
la elección con varios ejemplos; el de Jacob y Esaú: “a Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.
¿Qué pues, diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera.” (9:13). El
siguiente ejemplo es con Faraón de quien dice que endureció su corazón para
mostrar su poder: “de manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que
quiere endurecer, endurece” (9:18). Sin embargo, en el capitulo 10, no enfatiza
tanto la predestinación y elección sino la decisión de cada persona: “…mas ¿qué
dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la
palabra de fe que profetizamos; que si confesares con tu boca que Jesús es el
Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”
(10:8-9). Y después Pablo exhorta a
llevar el mensaje diciendo que la gente no podrá creer si no hay quien les
predique.
En la Práctica
El tema de la elección o predestinación solo se puede entender por la
soberanía de Dios. Pablo lo trata de explicar con los ejemplos de Jacob y Esaú,
así como también el ejemplo de Faraón; “tendré misericordia de quien yo tenga misericordia,
y me compadeceré del yo me compadezca. Así que no depende del que quiere ni del
que corre, sino de Dios que tiene misericordia.” Pablo adelantándose a lo que
los lectores juzguen de injusto a Dios, les recuerda que Dios es soberano y
pregunta: “… ¿quién eres tu para que alterques con Dios?
Creo que es muy importante para no malentender este pasaje que, a mi parecer,
Pablo quiere que el pueblo judío entienda que aunque ellos fueron escogidos en
la soberanía de Dios, ahora, también por la soberanía de Dios, el Señor está
llamando a lo Gentiles, que no eran pueblo (9:25), por ello al entrar al capítulo
10, el tema de la soberanía y la predestinación parecen cambiar al de “libre
albedrío” argumentando que “todo aquel que creyere en el Señor no será
avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que
es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel
que invocare el nombre del Señor será salvo.” El Señor Jesús dejó clara la
comisión para los creyentes, de ir y hacer discípulos en todas las naciones…”
Nuestra responsabilidad es compartir el evangelio, y Dios salvará a aquellos
que creen. Una vez un maestro de la Palabra y teólogo dijo: “entre mas puertas
toco para compartir el evangelio, más predestinados encuentro…” ¿Estamos
compartiendo el evangelio?
En Oración
Señor, que maravillosa es tu Palabra. Gracias por tu soberanía, gracias
por tu amor y gracias por la salvación que nos ofreces en Jesucristo a todo
aquel que cree. Bendito ere, en el nombre de Jesús, amén.
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