En la
Palabra
Lectura: 1 Corintios 5 – 8
Pablo les dice a los Corintios que debían
disciplinar a la persona que dentro de la iglesia estaba viviendo en una
relación de incesto, cometiendo inmoralidad sexual con la esposa de su padre.
Pablo les dice que deben de sacarlo de la comunión con el fin de que sea
restaurado. Pablo les enseña que no deben permitir el pecado en la iglesia
diciendo: “un poco de levadura leuda toda la masa.” También los reprende por
llevar sus desacuerdos ante los tribunales civiles en lugar de poder arreglar
sus diferencias como hermanos en Cristo; aún sufriendo el agravio si fuera
necesario, pero no avergonzar al Señor ante los incrédulos. En el capítulo 6
nos habla de una de las doctrinas mas maravillosas de la palabra de Dios; en Cristo
somos lavados, santificados y justificados y aunque todas las cosas son
permitidas, ahora tenemos libertad de hacer lo que es bueno. Antes estábamos
esclavizados al pecado y por ello no teníamos opción. Pablo también habla del
mandamiento de Dios acerca del matrimonio y también su consejo en cuanto a la
relación entre un matrimonio donde uno de los cónyuges es incrédulo. Finalmente
en el capítulo 8 habla de considerar a los débiles en la fe para no hacerles
tropezar.
En la
Práctica
En estos capítulos Pablo trata con varios
asuntos de disciplina, doctrina, dudas y aún con los débiles en la fe. La
iglesia de Corinto había sido dotada de dones espirituales y los creyentes se
enorgullecían de ello pero permitían la inmoralidad en la iglesia. Hay algunos
que se enorgullecen de por la gracia de Dios que han recibido como si fuera por
ellos, se envanecen; pero descuidan lo más importante que es la santidad. A Biblia
no dice que sin dones espirituales nadie verá a Dios, sino que dice: “sin
santidad, nadie verá al Señor.” Pablo deja claro que en la vida antes de
conocer a Cristo éramos, injustos, fornicarios, idólatras, adúlteros,
afeminados, homosexuales, ladrones, avaros, borrachos, maldicientes,
estafadores y la lista puede seguir, y por ello no podíamos heredar el reino de
Dios, sin embargo, cuando nos arrepentimos y confiamos en Jesucristo para
nuestra salvación, su sangre que derramó en la cruz, nos lava, nos santifica y
nos justifica. ¡Somos nuevas criaturas, creados en Cristo Jesús! Por esta nueva condición, aunque todas
las cosas son permitidas, ahora decidimos hacer lo que es bueno y agradable a
Dios. El Cristianismo no es una serie de reglas y normas que dicen: “no oigas música
del mundo, que las mujeres no usen pantalón, que no bailes, que no, que no, que
no…” Cualquier persona que contesta que no hace algo porque su religión se lo prohíbe,
no ha entendido lo que es el cristianismo. El apóstol Pedro dice: “el perro
vuelve al vomito y la puerca lavada a revolcarse en el lodo.” Un perro se come su
propio vomito, y un cerdo se arrastra en el lodo; lo puedes lavar muchas veces
pero regresará al lodo porque esa es su condición. En el caso de un Cristiano
nacido de nuevo, la simiente de Dios (la semilla de Dios), que es el Espíritu
Santo, permanece en él/ella y por ello no pude vivir en pecado. ¡Que grande es
el Señor!
En Oración
Señor, gracias por tu perdón y por hacerme
una nueva criatura. Gracias porque tu gracia me sostiene cada día y porque me has
hecho libre para que de corazón te sirva. Por Jesucristo, amén.
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