Monday, December 17, 2012

El Espíritu y la Voluntad de Dios



En la Palabra
Lectura: Hechos 20 – 23

El libro de Hechos continua con la narración del ministerio del apóstol Pablo. Después de haber estado tres años en Efeso tuvo que salir a Macedonia por el alborto que hubo por causa de Diana de los Efesios. Estando en Grecia tuvo que salir porque también lo estaban acechando los judíos. Al llegar a Troas estuvo predicando hasta tarde y Eutico se durmió y murió al caer del tercer piso. Pablo oró por él y volvió a vivir. De ahí Pablo salió a Mileto donde mandó llamar a los ancianos de Efeso despidiéndose de ellos, inclusive diciendo que ya no verían mas su rostro porque el Espíritu le daba testimonio que lo apresarían en Jerusalén. También les hizo el encargo de pastorear la iglesia del Señor y advirtió de los lobos rapaces que saldrían de entre ellos y  no perdonarían al rebaño. Pablo partió hacia Jerusalén llegando primero a Tiro donde unos discípulos por el Espíritu le advirtieron a Pablo no ir a Jerusalén. Al llegar a Cesárea, estuvieron en casa de Felipe el evangelista y el profeta Agabo también le advirtió por el Espíritu que Pablo sería apresado en Jerusalén. En Jerusalén, al estar cumpliendo un voto en el templo fue arrestado. Pidió permiso para presentar su defensa contando su testimonio, pero cuando dijo que Dios le envió a los gentiles, los judíos se molestaron. Algunos amenazaban con matarle por ello fue llevado a Cesárea para comparecer ante Felix

En la Práctica
En este pasaje vemos la determinación del apóstol Pablo en cumplir su ministerio de llevar el mensaje del evangelio a todas partes. En el discurso de despedida a los ancianos de Efeso, Pablo dijo unas palabras que me han impactado y que quiero vivirlas en mi propia vida: Al ser advertido de no ir a Jerusalén porque lo iban a encarcelar, Pablo dice: “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mi mismo, con tal de acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios” (20:24). ¿Cuánto estimas tu vida preciosa para ti mismo, para cumplir tus planes, y tus metas, y tus sueños? Cuando decidimos seguir a Jesucristo y ser sus discípulos, firmamos como soldados en un ejército. El soldado se somete a lo que digan sus superiores, si desobedece una orden lo castigan duramente. Creo que muchos cristianos no hemos entendido el concepto de discipulado, donde debemos negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz cada día y seguir al Señor Jesús. Tampoco hemos entendió el concepto del señorío de Jesucristo, no debe reinar nuestra propia voluntad en nuestra vida sino la voluntad de Dios. En el pasaje hay algunas cosas que son notorias. En varias ocasiones se le dice a Pablo que no vaya a Jerusalén, en algunas de ellas, como los discípulos en Tiro, por el Espíritu le pedían a Pablo que no fuera a Jerusalén. Sin embargo Pablo estaba resuelto a ir a Jerusalén; ¿Por qué? ¿Estaba siendo desobediente al Espíritu? Creo que la respuesta está en que a los discípulos, al igual que a Agabo y al mismo Pablo, el Espíritu les reveló lo que iba a suceder en Jerusalén, pero los discípulos quisieron, como Pedro al Señor Jesús, dar su opinión al respecto. Finalmente como dice el verso 21:14 “Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.” ¿Estas haciendo la voluntad de Dios? El plan de Dios para nuestra vida es perfecto, podemos creer, obedecer y ver su preciosa voluntad haciéndose en nuestra vida.

En Oración
Gracias Señor porque tu Palabra nos dice que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta. Como aquel hombre que le pidió al Señor Jesús: “auméntame la fe,” así Señor te pido me sostengas en la fe, por Jesucristo, así sea.

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