Lectura: Hechos 20 – 23
El libro de Hechos continua con la narración del ministerio del apóstol
Pablo. Después de haber estado tres años en Efeso tuvo que salir a Macedonia
por el alborto que hubo por causa de Diana de los Efesios. Estando en Grecia
tuvo que salir porque también lo estaban acechando los judíos. Al llegar a
Troas estuvo predicando hasta tarde y Eutico se durmió y murió al caer del
tercer piso. Pablo oró por él y volvió a vivir. De ahí Pablo salió a Mileto
donde mandó llamar a los ancianos de Efeso despidiéndose de ellos, inclusive
diciendo que ya no verían mas su rostro porque el Espíritu le daba testimonio
que lo apresarían en Jerusalén. También les hizo el encargo de pastorear la iglesia del Señor y advirtió de los lobos rapaces
que saldrían de entre ellos y no
perdonarían al rebaño. Pablo partió hacia Jerusalén llegando primero a Tiro
donde unos discípulos por el Espíritu le advirtieron a Pablo no ir a Jerusalén.
Al llegar a Cesárea, estuvieron en casa de Felipe el evangelista y el profeta Agabo
también le advirtió por el Espíritu que Pablo sería apresado en Jerusalén. En
Jerusalén, al estar cumpliendo un voto en el templo fue arrestado. Pidió
permiso para presentar su defensa contando su testimonio, pero cuando dijo que
Dios le envió a los gentiles, los judíos se molestaron. Algunos amenazaban con
matarle por ello fue llevado a Cesárea para comparecer ante Felix
En la Práctica
En este pasaje vemos la determinación del apóstol Pablo en cumplir su
ministerio de llevar el mensaje del evangelio a todas partes. En el discurso de
despedida a los ancianos de Efeso, Pablo dijo unas palabras que me han
impactado y que quiero vivirlas en mi propia vida: Al ser advertido de no ir a
Jerusalén porque lo iban a encarcelar, Pablo dice: “Pero de ninguna cosa hago
caso, ni estimo preciosa mi vida para mi mismo, con tal de acabe mi carrera con
gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del
evangelio de la gracia de Dios” (20:24). ¿Cuánto estimas tu vida preciosa para
ti mismo, para cumplir tus planes, y tus metas, y tus sueños? Cuando decidimos
seguir a Jesucristo y ser sus discípulos, firmamos como soldados en un ejército.
El soldado se somete a lo que digan sus superiores, si desobedece una orden lo
castigan duramente. Creo que muchos cristianos no hemos entendido el concepto
de discipulado, donde debemos negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz cada día y seguir al Señor Jesús.
Tampoco hemos entendió el concepto del señorío de Jesucristo, no debe reinar nuestra
propia voluntad en nuestra vida sino la voluntad de Dios. En el pasaje hay
algunas cosas que son notorias. En varias ocasiones se le dice a Pablo que no
vaya a Jerusalén, en algunas de ellas, como los discípulos en Tiro, por el
Espíritu le pedían a Pablo que no fuera a Jerusalén. Sin embargo Pablo estaba
resuelto a ir a Jerusalén; ¿Por qué? ¿Estaba siendo desobediente al Espíritu? Creo
que la respuesta está en que a los discípulos, al
igual que a Agabo y al mismo Pablo, el Espíritu les reveló lo que iba a suceder
en Jerusalén, pero los discípulos quisieron, como Pedro al Señor Jesús, dar su opinión al
respecto. Finalmente como dice el verso 21:14 “Y como no le pudimos persuadir,
desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.” ¿Estas haciendo la
voluntad de Dios? El plan de Dios para nuestra vida es perfecto, podemos creer,
obedecer y ver su preciosa voluntad haciéndose en nuestra vida.
En Oración
Gracias Señor porque tu Palabra nos dice que la voluntad de Dios es
buena, agradable y perfecta. Como aquel hombre que le pidió al Señor Jesús: “auméntame
la fe,” así Señor te pido me sostengas en la fe, por Jesucristo, así sea.
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