Los amigos de Job siguen acusándole. Bildad lo compara a un árbol que sus
raíces se han secado y en la copa su ramas se marchitan, así es la morada del
malvado. Job responde dolido
preguntando cuando dejarían de atormentarle y aplastarle con sus palabras. Pide
que no se den ellos importancia humillándole y atacándole. Es verdad que cuando
estamos en circunstancias difíciles, muchas veces sentimos que le gente a
nuestro alrededor se quiere dar importancia a través de destruirnos. Sin
embargo, Job dice que Dios es quien le ha hecho daño, Él es quien le ha
atrapado en su red. La condición
en la que estaba, hacía que Job resultara abominable aun a sus seres queridos.
Por ello pide compasión a sus amigos y en medio de su clamor, Job hace una
declaración maravillosa: “Yo se que mi redentor vive, y al fin se levantara del
polvo, y después de desecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios.”
(19:25). ¿Cuál es tu esperanza en la aflicción? Job declaró victoria, la
victoria final sobre el mayor enemigo,
sobre la muerte. Job de
alguna manera profetizaba la resurrección de su Redentor. ¡Esa es nuestra
victoria!
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