Después del diluvio, Dios dio
instrucciones para que se reprodujeran y se expandieran por toda la tierra
(Gen.9:1); pero los descendientes de Noé y sus hijos, se juntaron y
construyeron una torre para llegar al cielo y para no ser espaciados por la
toda la tierra (Gen. 11:5).
Una vez más se deja ver la rebelión y la
religiosidad del hombre. Adán y Eva quisieron cubrir su pecado con hojas de
higuera. Caín quiso acercarse a Dios con una ofrenda a su manera; (“yo creo en
Dios a mi manera…”). Ahora los hombres quieren llegar a Dios por medio de una
torre y una vez más Dios tiene que juzgar la desobediencia y rebelión del pueblo
confundiendo sus lenguas. Aún así Dios, de la mnera como mostró su gracia a Noé, ahora va
a mostrar su gracia a Abram.
¡
Que grande es la gracia de Dios, que aún en medio
la rebeldía, Dios siempre extiende su mano para salvar!
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