Génesis 34 –
37
Dios habló a Jacob y lo invito a Bet-el (casa
de Dios) y le dijo además que se
quedara allí e hiciera un altar. Jacob hizo algo maravilloso que cada uno
debemos imitar. Jacob dijo a su familia y a todos lo que estaban con el que
quitaran los dioses ajenos y que se purificaran para ir a la casa de Dios. La
familia de Jacob entregó todos los dioses ajenos. El Señor hizo que todas los
pueblos de alrededor tuvieran temor de ellos. Al llegar a Bet-el edificó un altar
a Dios. El Señor habló una vez mas con Jacob y lo bendijo. Así como a Jacob,
Dios nos invita a entrar en su presencia cada día de nuestra vida; ahora
tenemos un acceso nuevo y vivo que Jesús abrió a través de su sacrificio. Como
Jacob, no solo aceptemos la invitación de Dios sino que llevemos a nuestra
familia con nosotros, despojémonos del pecado y adoremos a Dios.
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