Friday, January 18, 2013

Despreciando la Bendicón de Dios


Génesis 27 – 29  

La historia de Esaú es una historia trágica. Esaú es el hijo que nació primero de los gemelos. El capítulo 25 narra el momento que Esaú despreció sus derechos como primogénito al vender ese derecho por un plato de lentejas. Algún tiempo después, Isaac va a dar su bendición al hijo mayor (como era la costumbre), pero Jacob toma el lugar de Esaú e Isaac bendice a Jacob con la bendición de Esaú. “Dios te de el rocío del cielo, y de las grosuras de la tierra, abundancia de trigo y de mosto…” Cuando Esaú se enteró de lo sucedido, “clamó con una muy grande y muy amarga exclamación…” y pidió que su padre lo bendijera; “Y alzó Esaú su voz, y lloró” (27:38).
Esaú se convirtió en un ejemplo terrible de desobediencia y de amor al placer mas que a Dios. En el libro de Hebreos nos advierte para que no hay ninguno sea como Esaú quien amó los placeres temporales de la vida despreciando la bendición de Dios, y cuando se dio cuenta de lo que hizo lloró amargamente, pero ya era demasiado tarde. Tengamos cuidado de no despreciar la bendición de Dios por los placeres temporales de la vida.

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